MIS LIBROS

  • Depuración de Maestros Nacionales en la Comarca de Olivenza
  • El Chitón de los Zapata (Teatro)
  • Esperanza y Libertad las Hijas de la Rapada
  • Extremadura Tierra de Brujas
  • La Judía de Alcalá de Henares
  • Los Herejes de Badajoz
  • Los Herejes de D.Benito, Villanueva de la Serena y Medellin
  • Los Herejes de la Raya de Cáceres
  • Los Herejes de Mérida
  • Los Herejes del Guadiana Fronterizo
  • Los Milagros de la Virgen de la Luz de Moncarche
  • Los Moriscos de Hornachos Crucificados y Coronados de Espinas

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Diogo Alves, el asesino español que aterrorizó Lisboa en el siglo XIX



Resultado de imagen de diogo alves
Cabeza de Diego Alves


Con más 60 posibles asesinatos a sus espaldas, Lisboa también forma parte de ese club de ciudades que cuenta con uno de esos temibles asesinos que, con solo pronunciar su nombre, atemorizaba a todos, al más puro estilo de "Jack el Destripador" en Londres.
Se trata de Diogo Alves, un gallego popularmente conocido como "El asesino del acueducto" porque asaltaba y robaba a sus víctimas en la pasarela del señorial Acueducto de las Aguas Libres en 1840, uno de los principales accesos a Lisboa en aquella época.
"Daba a sus víctimas un golpe en la cabeza, les robaba y luego les tiraba desde arriba del acueducto para simular un suicidio".
Al principio, las autoridades confundieron los asesinatos con suicidios, tal y como quería el delincuente, porque el acueducto, con los 65 metros de altura que alcanza en su punto más elevado, era un lugar al que solían acudir quienes querían poner fin a sus vidas.
Pero los portugueses pronto se dieron cuenta de que aquella ola de suicidios no era normal y empezó a correr el rumor sobre un asesino llamado Diogo Alves. Aterrorizados, los lisboetas comenzaron a asustarse y se encerraban en sus casas de noche.
El nombre de Diogo Alves era, no obstante, conocido y temido en toda la capital, hasta que en 1841 fue capturado y ahorcado por las autoridades lusas, una condena que hacía tiempo que no se aplicaba en el país.
Pero sorprendentemente no fue juzgado por ninguno de los crímenes que cometió en el acueducto, sino por asaltar y asesinar a un conocido médico y a su familia en su domicilio.
El juicio de Alves fue uno de los primeros procesos judiciales mediáticos en la historia del país, dado que hacía años que no se ahorcaba a un delincuente y los lisboetas "necesitaban" que se condenara a alguien a muerte con el fin de "dar una lección" a los criminales y retomar la seguridad en las calles.
Hay una diferencia fundamental entre Diogo Alves y otros asesinos populares como 'Jack el Destripador': "el gallego, a diferencia del británico, era simplemente un vulgar ladrón y nunca hubo un móvil intelectual en sus crímenes".
Pero los científicos portugueses de la época parece que no pensaban así y asombrados por su crueldad y vileza, decidieron guardar su cabeza en un bote de formol con el fin de estudiarla y analizar las raíces de su maldad.

Después de más de 150 años, la cabeza de Diogo Alves se encuentra hoy conservada en un bote en las estanterías de la Facultad de Medicina de la Universidad de Lisboa.

La leyenda del "Asesino del acueducto", fue una de las más populares entre los lisboetas durante décadas. Pero con el paso de los años ha ido perdiendo su impacto y poco a poco cayó en el olvido entre algunos de los habitantes de la capital.

Nuestra misión es reavivarla, para que estas historias de asesinos en series españoles no desaparezcan ya que, a pesar de su crueldad, Diego Alves forma parte la historia de Lisboa" y a partir de ahora, de la historia criminalística de España.