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viernes, 21 de septiembre de 2018


Relación de los reos que salieron en Auto público de Fe, en la Iglesia de Nuestra Señora Santa María de la Granada de esta Ciudad de Llerena, el día lunes 30 de noviembre de I722, día de San Andrés Apóstol. 






Reconciliados por judaizantes

 Baltasar de Castro

 Natural de Madrid, vecino de Zafra, de edad de 49 años, Administrador de Rentas Reales; fue reconciliado en forma por delitos de judaísmo, salió condenado con habito y cárcel perpetua irremisible, sirva cinco años de galeras al remo y sin sueldo, se le den doscientos azotes y se le confisquen sus bienes.  

Beatriz Josefa de Campos

 Mujer del antecedente, vecina de Zafra, natural del Reyno de Portugal, de edad de 33 años; fue reconciliada en forma por dichos delitos de judaísmo, y condenada a llevar sambenito y tenga cárcel perpetua irremisible, se le den doscientos azotes, y se le confisquen sus bienes.  

María Antonia de Castro

Mujer de Alonso Pedro de Cárdenas, natural de Valencia del Cid, vecina de Villanueva de la Serena, de edad de 60 años; fue reconciliada en forma por dichos delitos de judaísmo, y condenada a llevar sambenito y cárcel a perpetuidad. 

Manuel Mercado de Noroña

Natural de la  villa de Archidona, vecino de Villanueva de la Serena, de edad de 53 años, poco más, Arrendador de la Renta del Jabón de esta Provincia; fué reconciliado en forma por delitos de judaísmo y condenado a llevar  habito, cárcel por seis meses, le sean confiscados sus bienes, y sea desterrado por cinco años de Madrid, Villanueva de la Serena y de esta Ciudad, ocho leguas en contorno.

María Antonia del Valle y Castro

Mujer de dicho Manuel Mercado, vecina, y natural de Villanueva de la Serena, de edad de 30 años; fue reconciliada en forma por dichos delitos de judaísmo, y condenada a llevar habito y cárcel por seis meses, le sean confiscados sus bienes y desterrada de las Villas de Madrid, Villanueva de la Serena y esta Ciudad, por cinco años, ocho leguas en contorno.  

Ana Mercado

 Mujer de Diego Pablo Oliveros, natural de Badajoz, de edad de 22 años, sin oficio, vecina de Cáceres; fue reconciliada en forma y condena a llevar habito, tenga cárcel perpetua y le sean confiscados sus bienes.  

Antonio Mercado

Hermano de la anterior condenada, hijos de dicho Manuel Mercado, soltero, Pasante de Medico, natural de la Villa de Talavera la Real, vecino de la de Villanueva de la Serena, de edad de 24 años: salió al auto y fue reconciliado en forma y condenado a llevar sambenito, cárcel por seis meses, y le sean confiscados sus bienes.

Leonor del Valle

Viuda de Francisco de Castro, natural de Madrid, vecina de la Villanueva de la Serena, de edad de 54 años: salio reconciliada en forma y condenada a llevar sambenito, tenga cárcel perpetua irremisible, y sea sacada a la vergüenza pública, y se le confisquen sus bienes. 
Francisca de Castro

 De estado soltera, hija de José de Castro, vecina, y natural de la Villanueva de la Serena, de edad de 20 años, sin oficio; fue reconciliada en forma, y condenada a llevar habito, tenga cárcel perpetua, y se le confisquen sus bienes.

José de Castro

 Marido de Isabel de Sequeira, natural de la Villa de Madrid, vecino de la Villanueva de la Serena, de edad de 49 años, con poca diferencia, Administrador de Rentas Reales de aquel Partido; fue reconciliado en forma, y condenado a llevar habito, tenga cárcel perpetua irremisible, se le den doscientos azotes, y tenga cinco años de Galeras al remo y sin sueldo, le sean confiscados sus bienes. 

Simón de Castro

Sobrino de dicho José, de oficio Medico, natural de Badajoz, vecino de Villanueva de la Serena, soltero, de edad de 35 años a 36: fue reconciliado en forma, y condenado a llevar sambenito, cárcel perpetua irremisible, se le den doscientos azotes, y le sean confiscados sus bienes.

Fernando Zamora

Natural de la Villa de Montijo, vecino de la Villanueva de la Serena, de edad de 30 años, poco más o menos, de estado soltero, y Arrendador de la Renta del Cuarto del Jabón de esta Provincia; salio reconciliado en forma, y condenado a llevar habito y tenga cárcel perpetua irremisible, se le den 200 azotes y se le confisquen sus bienes. 

 Fernando de Castro

Hijo de Josefa de Castro, de estado soltero, vecino, y natural de Villanueva de la Serena, sin oficio, de edad de I9 años; fue reconciliado en forma, y condenado a llevar sambenito, tenga cárcel perpetua irremisible, y se le den doscientos azotes y le sean confiscados sus bienes.  

Beatriz del Valle y Castro

 Vecina y natural de la Villanueva de la Serena, de estado soltera, de edad de 22 años a 23, de oficio Costurera; fue reconciliada en forma y condenada a llevar habito y cárcel por un año, y sea desterrada de las villas de Madrid, Villanueva de la Serena y esta Ciudad, por cinco años, ocho leguas en contorno, y se le confisquen sus bienes.

 Mariana Fernandez Romo

Mujer de Diego de la Peña Herrera, medico, vecina de Badajoz, natural de Sevilla, de edad de 26 años; fue reconciliada en forma, y condenada a llevar habito y cárcel perpetua irremisible, se le den doscientos azotes y tenga confiscación de bienes.

Ana de Torres

Vecina de la ciudad de Badajoz y natural de la de Sevilla, de edad de 23 años, poco más, ò menos, mujer de Gaspar Henriquez, de oficio Platero; fue reconciliada en forma por judaizante y condenada a llevar habito, cárcel perpetua irremisible y confiscación de bienes.
 Leonor Maria Lopez

 Mujer de Diego Carvallo, vecina de Salorino, y natural de Villanueva de los Infantes, de edad de 28 a 30 años; fue reconciliada en forma y condenada a llevar habito, tenga cárcel perpetua irremisible, se le den doscientos azotes y le sean confiscados bienes. 

Penitenciados por otros delitos

 María de Bargas

 natural de la ciudad de Granada, gitana sin vecindad fija, residía en la villa de Guadalcanal, de estado casada, de edad de 27 años, sin oficio, penitenciada por hechicera y condenada a que se le den doscientos azotes, sea desterrada por cinco años de las villas de Madrid, Guadalcanal, esta ciudad y la de Granada, ocho leguas en contorno: abjuró de levi y fue absuelta ad cautelam.  

Lorenço Savaris

Natural de Santo Tomé de Nogueìra, en el Reyno de Galicia, vecino de Casatejada en Extremadura, de oficio Trabajador del Campo, de edad de 35 años; fue penitenciado por casado dos veces y condenado à doscientos azotes, sea desterrado por ocho años de las villas de Madrid, Santo Tomé de Nogueìra, Casatejada y esta ciudad, ocho leguas en contorno, y en cinco años de galeras al remo y sin sueldo; que por sus achaques y falta de salud, se le conmutaron en cinco años de presidio en el África, y que por ellos sirva en el Hospital à los pobres enfermos.  

martes, 4 de septiembre de 2018


Francisca Romero: La Vampira de Huelva (Signatura: INQUISICIÓN,3726, exp, 213) 







Brujas, hechiceras o féminas que realizaban prácticas mágicas…era una constante en la antigüedad, muchos de sus nombres se han perdido en el tiempo, pero otros más recientes de los siglos XVIII y XIX han dejado su impronta en textos o en la tradición oral, lo que ha permitido a los investigadores actuales recopilar sus hazañas mágicas y sus procederes, así como las reacciones que propiciaban en sus diferentes pueblos de procedencia.

El caso de Francisca Romero, son de los más interesantes que se han conservado, por el reflejo de la combinación simbólica que esta realizaba en sus rituales. Las pesquisas se iniciaron bajo la supervisión del tribunal de Sevilla en 1804 y se dilataron hasta 1807.

La rea era vecina de Huelva capital y se la acusaba de curandera supersticiosa. Obtuvo un total de 15 testigos ratificados entre los que hubo religiosos, enfermos curados y no curados, y familiares que estuvieron delante en los distintos lances. Tres fueron los particularismos de Francisca, que, aunque a veces no era conocida por su nombre, si lo era siempre por su apodo: “la hechicera”. Pero esta mujer se caracterizaba por una forma de curación muy particular, sanaba a los enfermos chupando la sangre de los mismos, como si de una vampiresa se tratase, los labios de esta hechicera quedaban bañados por el rojo de los leucocitos de la persona a curar.



Esto dice de ella su proceso inquisitorial donde los testigos cuentan hechos como los que se narran a continuación.

Rafael Guerra, de estado casado, de 61 años de edad, dice: que sabe que una mujer llamada Francisca cuyo apellido ignora, curaba algunas enfermedades usando signos arbitrarios, supersticiosos y oraciones ininteligibles. Que el mismo visualizo la curación que hizo a un enfermo, que ya es difunto, a quién pidió unos calzones blancos de su uso y, qué habiéndoselo dado, los quemó y les dio sus polvos para que los tomase en un vaso de agua.

Que la reo le dijo, que si quería saber quién le ha dado los hechizos, se lo diría como en efecto se lo dijo, y que le haría volverse las tripas en su cuerpo, a lo que el testigo no quiso dar crédito al comentario, porque la persona que nombró era tenida por buen crédito y fama. Que entre otras cosas que hacía la reo destacan, el dar bocados en las espaldas de los enfermos diciendo: que así le chupaba la sangre; y que con el dedo menor e índice, hacía signos que él no entendía.






Que la dicha Francisca les decía algunas de sus clientas, que tomase la espada que ella le daría y que estuviese de centinela a la puerta de la casa referida del enfermo y la que siempre cerraba Francisca. Que después tomó una escoba y la puso en el quicio de la puerta, rociando sal por el suelo y terminado lo de la sal, cogía la escoba y asperjaba con unos polvos pardos que había traído de Huelva.
Otra forma de curar que tenía era: dar untes en palmas de las manos, pies y rodillas, con aceite a la que le podía café, e inmediatamente ponía una espada sobre el pecho de la enferma y comenzó a dar golpes al aire y en la pared con la espada diciendo; sal maldita de este cuerpo, y asperjaba la alcoba con ceniza y sal. Que también hacía con el dedo índice y pequeño unos signos supersticiosos por el cuerpo del enfermo, diciendo que lo que hacía era utilizar los cuernos del diablo. Que pedía una escoba y un cordel y lo ató a los pies de la cama, atando en un extremo la escoba echando en ella sal y ceniza.

Mandaba tender en la cama a los enfermos y les mordía tres veces en la misma hasta sacarle tres veces sangre la que por ser mucha, le pareció que el mal no era de las encías. Una mujer que tenía un bulto en el vientre, llamó a Francisca para ver si la podía curar, esta mandó quitar todas las imágenes religiosas de la habitación y a los presentes, que se quitasen y pusiesen fuera de la habitación los rosarios que llevasen, medallas, cruces y todo lo que fuese simbología cristiana.  Le dio tres bocados en tres distintas partes del cuerpo y comenzó a hacer los cuernos del diablo sobre el bulto que tenía. También le puso la espada y sobre el bulto un baso de agua cuyo liquido comenzó a hervir, después sacó un anillo y lo puso sobre el bulto quedándose de pie la sortija sin ayuda alguna y al poco tiempo el anillo se abrió apareciendo una cara muy negra sobre el bulto.




Qué en una ocasión, puso de espalda a un enfermo y comenzó a sacarle la sangre a mordisco, pero que la sangre que salía era de color negro, que volvió a chupar la sangre y comenzaron a salir gusanos.