La Laguna de Guatavita (Colombia) y la leyenda del Dorado
La laguna de Guatavita. Al fondo la rotura de Antonio de Sepulveda para drenar la misma
Guatavita, la laguna sagrada, que geográfica y legalmente pertenece al municipio de Sesquilé, era el sitio ceremonial en el que los indígenas adoraban a Chie, su diosa del agua por medio de fastuosas ceremonias que originaron la leyenda de El Dorado, y según la cual, el cacique Muisca llegaba acompañado de cuatro sacerdotes en una balsa de madera, antes de sumergirse impregnado en oro y cargado con los tesoros que recogía de la comunidad con el fin de abandonarlos en el agua como ofrenda y símbolo de adoración. Para los nativos el trabajo en oro no representaba valor económico sino una forma de acercarse a sus dioses.
La leyenda del Dorado hace referencia a mucho más que el momento de la laguna. Se seleccionaba al sobrino del Zipa, el cacique, a los nueve años, como candidato a futuro jefe. El niño era trasladado a una casa, aislado de su familia, donde era preparado para convertirse en Zipa durante otros nueve años. Al llegar a los 18 años, era llevado con cuatro danzarinas que bailaban desnudas frente a él acariciándolo. Si caía frente a los encantos de alguna bailarina era desterrado del pueblo. Si pasaba la prueba, lo llevaba a la laguna, su cuerpo era cubierto con una sustancia pegajosa sobre la que soplaban polvo de oro -de ahí el Dorado- y le vestían con pesadas joyas también de oro. Junto con cuatro guerreros, montaba en una balsa que le llevaba al centro de la laguna. Una vez allí, debía saltar al agua en sentido de pagamento a los dioses. Para poder volver a la superficie, debía deshacerse rápido de todo el peso -con lo que las joyas quedaban en el fondo del lago. En ese momento, el resto del pueblo muisca, que se había mantenido de espalda a la laguna para no ver al futuro Zipa, se volvía y lanzaba más ofrendas de oro al agua. Posteriormente iban a otro lago y compartía comida y bebidas. Todas estas joyas y ofrendas eran lo que buscaban los conquistadores y lo que desató su codicia llegando a romper la montaña que rodeaba a la laguna para drenala.
Uno de esos españoles fue el sevillano Antonio de Sepulveda, cuya documentación cuenta lo siguiente de sus hazañas por conseguir el oro de dicha laguna. La signatura se encuentra en el Archivo General de Indias. Sección Indiferente General. 415,L.1,F.284R-285V
“Antonio de Sepulveda, estante en el nuevo Reino de Granada, dice que el año pasado de 1572, V.Mag. mandó tomar con el gesto, asiento y capitulación, sobre el desaguar la laguna de Guatavita y descubrimiento de la Guaca y santuario del montecillo que está junto a ella; las cuales obras se dejó de hacer a su costa, en cumplimiento de lo cual, con ser las dichas obras desde su principio muy dificultosas y de mucha grandeza por la profundidad de la laguna, su extendida anchura y áspero asiento. La ha continuado juntamente con el descubrimiento del dicho santuario, que no ha sido menos dificultoso, sin faltar en ellos, diez años continuos, con muchos y muy grandes gastos de peones, jornaleros, esclavos, oficiales, herramientas, comidas y otras cosas necesarias.
La laguna en su principio tiene 25 estado de hondo y tres mil y seiscientos sesenta y seis pasos de redondez, toda de tierra manifiesta. Se han deshecho más de dos partes en las cuales se han descubierto la mayor parte de las señales que habían anunciado algunos de los guías, que el dicho Antonio de Sepúlveda tiene para el descubrimiento de tesoros, a los cuales ha dado muchas dádivas y regalos, así de oro como de ropa. De secreto le avisan todo lo que debe hacer animándole para que lo lleve adelante, porque hay algunos indios que tienen pasiones con el cacique y en venganza, dicen los secretos de este negocio para que se descubra. El oro que hasta ahora se ha sacado equivale a unos 2000 pesos, se ha metido en una casa real, como constará por testimonio de los oficiales de V. Mag. Que si la Audiencia Real no hubiese dado lugar a vender los esclavos y herramientas por deudas que se le recrecieron por las dichas obras. La cual venta mandaron hacer, sin embargo, de haberlo contradicho vuestro fiscal en virtud de una cédula de V. Mag, en que se mandan no pueda ser vendidos por deudas esclavos ni herramientas que estuvieren ocupados en obras de donde resultan quinto para su real hacienda. Si no se hubieran vendido estos elementos, ya estaría desaguada la laguna y el dicho santuario descubierto y sacado el tesoro que en ello hay, por lo cual, se ha dejado de conseguir por los suso dichos y por la flaqueza de los indios que después han trabajado, que por no ser de tanta fuerza y mano como los negros, ha sido de ocasión que se haya dilatado tanto las obras, y que el dicho Antonio de Sepúlveda, haya gastado gran suma de pesos de oro como constará a V. Mag
Para terminar las obras, S. Mag, ha enviado a estos reinos, a Baltasar de Sepúlveda, su hijo, para que le venda su patrimonio y se lo lleve empleado en negros y herramientas y otros aderezos convenientes a ellas, el cual V. Mag, fue servido que sucediese en las dichas obras conforme a la capitulación en caso que el dicho su padre falleciese antes de acabarlas. Que se le dio cédula real como por ella constara. Va a continuar con las obras Que el hijo Baltasar Sepúlveda, va a continuar con las obras porque el empezó con su padre y tiene practica de lo que conviene, y relación y noticias de las grandes riquezas de los dichos tesoros. Su misión es acabarlas y dar fin para que se manifiesten las riquezas
A V.Mag suplica humildemente, que teniendo consideración a lo mucho que el dicho Antonio de Sepúlveda a trabajado y que ha gastado más de 25.000 mil pesos de oro sin que de parte de V. M. haya sido socorrido, y que ya está muy gastado. Que de lo que ha hecho ha resultado en servicio de Dios y de V. Mag, por haber quitado la ocasión que los indios naturales del dicho reino tenían en la laguna para sus ofrecimientos y ceremonias que hacían, de las cuales se van desengañando y que la Real Hacienda de S. Mag, a empezado a ser aprovechada y lo será adelante muy mucho más. Por las grandes esperanzas que se tienen con su fin de la laguna y montecillo y que es de mucha consideración la determinación con que el dicho Antonio de Sepúlveda emprendió y acometió la grandeza de estas obras, y las ha proseguido sin mirar la dificultad y grandeza de ellas, solo poniendo su fin a servir a Dios y a V. Mag. Como todo consta por las informaciones echas de oficio por la dicha vuestra Real Audiencia. V. Mag se ha servido en gratificación, dar 100 licencias para esclavos negros para que los pueda llevar a las Indias libres de todo derecho, para poder proseguir y acabar las dichas obras; ya que lo que se ha sacado de la laguna y metido en la Real Casa importa tanto como lo que puedan valer las dichas cien licencias.
Los naturales han maldecido a los cristianos que atenten contra la laguna diciendo: que si algunos cristianos quisiesen desbaratar y deshacer la laguna y santuario en que ellos adoraban, que todos se habían de morir inmediatamente. Y que sus dioses luego los habían de matar y destruir a todos
Lo que se sacó de La Laguna de Guatavita
D. Gerónimo Tuesta, contador de la Real Hacienda de S. Mag de la provincia de Santa Marta y de este nuevo Reino de Granada, a todos los señores que la presente vean, certifico y doy fe: que por los libros reales de la contaduría que están en mi poder, aparecen las partidas de lo sacado en la laguna de Guatavita y van por la manera siguiente.
En Santa Fe, a 29 del mes de junio de 1576, se hace cargo a Gaspar Núñez, por el que es Gabriel de Limpia Feijo, de 232 reales y diez granos de buen oro de valor que es de 450 maravedíes, que son por tanto lo que valieron. Las joyas y piedras preciosas que hasta hoy se han sacado de la laguna de Guatavita son: una pieza a manera de cruz con una máscara por rotulo y cuatro estatuillas y una capa de oro larguilla que peso treinta y siete siendo de 18 kilates, una pieza guala amanera de adarga estampado en ella un Tunjo, que pesa 75 kl. Y cuatro kilos salió de ley de 17 kilates. Un traesquileo y dos micos, una argole aguera. Tres chapas delgadas de oro y unos pedazos, y unos cascabeles quebrados, y unas ranazuelas. Se fundieron noventa y ocho piezas de joyas que se sacaron de la laguna de Guatavita, digo que se fundieron 108 de las dichas joyas. Dos piedras esmeraldas que se sacaron de la laguna de Guatavita la una pesó doscientos seis gramos.
A lo largo de los siglos, otras expediciones han intentado con escasos resultados, destripar los secretos escondidos en las entrañas de Guatavita. En el siglo XIX una empresa de capital germano trató de dragar el lago. Como consecuencia del aquel parcial vaciado, se obtuvieron algunas escasas piezas de cierto valor, pero de nuevo las dificultades hicieron abandonar la búsqueda. En 1911 la sociedad franco-sajona "Contractors Limited" consiguió desecar finalmente el lago. Para lograrlo, construyeron un túnel subterráneo que partía del centro de la laguna, con compuertas para regular el flujo de agua y un filtro de mercurio para recoger los objetos de oro y piedras preciosas. Muy ingenioso. Tan ingenioso que en apariencia funcionó a la perfección. Finalmente, después de casi cuatrocientos años, consiguieron drenar toda el agua del lago. Digo el agua, porque nadie contó con las varias decenas de metros de barro y limo que completaban el lecho del lago, de modo que nadie podía pisar el fondo sin ser engullido por aquella mezcla. Al día siguiente, el sol coció el barro y el limo, dando a aquel fango la consistencia del cemento con tanta fuerza que no pudo ser penetrado. El barro cocido bloqueó las compuertas, el túnel se selló y la laguna se llenó de nuevo gracias al aporte de las aguas subterráneas de las que se nutre. Solo encontraron objetos por valor de unas 500 libras, insuficientes para hacer frente a todo el costo de la operación. Como es lógico, la empresa quebró y abandonaron la explotación.
En años posteriores se hicieron varios intentos más de drenaje del lago, usando taladros y material explosivo para romper la capa de limo, con escasos resultados, hasta que en 1965 el Gobierno de Colombia acuerda dar a la laguna Guatavita y su entorno el estatus el patrimonio histórico y cultural de la nación. El Lago Guatavita aunque dio muestras de contener unas 500.000 piezas de oro y piedras preciosas, según cálculos realizados en 1807 por el naturalista Alexander von Humboldt, jamás desveló su secreto y enigma que sigue siendo un impenetrable secreto protegido por dioses ancestrales frente a la codicia humana.