La guerra submarina y sus repercusiones propagandísticas: el incidente del “Baralong”.
La guerra
submarina y sus repercusiones propagandísticas: el incidente del “Baralong”. La
guerra submarina fue una de las grandes novedades de la I Guerra Mundial. Las
acciones más conocidas y de más trascendencia de cara al público fueron sin
duda los ataques de los submarinos alemanes a buques mercantes. Este tipo de
ataques estaba regulado por las “Reglas del crucero” (convenciones relativas al
ataque de un buque mercante por un buque armado). Según la Declaración de
Londres relativa a las leyes de la guerra naval de 1909 una embarcación
desarmada no podría ser atacada sin previo aviso, y en caso de que se quisiera
capturar el barco o destruirlo se deberían tomar las medidas adecuadas para
garantizar la seguridad de la tripulación. Alemania actuó así en un primer
momento, pero los submarinos quedaban muy expuestos al actuar de esta manera,
además de que no disponían de espacio para alojar a las tripulaciones
capturadas.
La
obligación de cumplir estas normas resultó aún más peligrosa para los
sumergibles alemanes a raíz de la aparición de los Q-ships, también conocidos
como navíos señuelo, barcos mercantes armados con cañones y ametralladoras
ocultos, cuyo fin era engañar a los submarinos haciéndoles creer que se
trataban de barcos indefensos para que aquellos realizaran ataques en
superficie. Esto hizo que los U-Boote recurrieran cada vez más a la política de
disparar primero y preguntar después.
Esta guerra
submarina sin restricciones llevó a uno de los episodios más dramáticos de la
guerra con el hundimiento del trasatlántico Lusitania, en el que murieron 1.198
personas entre pasajeros y tripulantes. Su repercusión pública y las exigencias
de Estados Unidos hicieron que Alemania diera marcha atrás y volviera a aplicar
las reglas del crucero, hasta que a principios de 1917 reanudó la guerra
submarina sin restricciones, incluso sabiendo que esto haría entrar en guerra a
los Estados Unidos.
La guerra
submarina tuvo también su reflejo en la propaganda de la época, intentando cada
bando volver la opinión pública a su favor e, incluso, lograr que entraran en
guerra países hasta entonces neutrales. El citado caso del Lusitania fue
ampliamente difundido para poner de relieve la crueldad de los submarinos
alemanes, pero los alemanes también pudieron airear algún caso para justificar
su actitud y mostrar el peor lado de sus enemigos.
El caso más
famoso y publicitado fue el incidente del Baralong, un Q -ship británico que el
19 de agosto de 1915, enarbolando la bandera estadounidense, se acercó hasta el
submarino U-27, que acababa de detener al mercante Nicosian a 130 kilómetros al
sur de Queenstown (Irlanda). El Baralong fingió ir a rescatar a los tripulantes
del mercante, que iba a ser hundido por llevar material de guerra, y que ya
estaban en los botes salvavidas, pero cuando llegó a distancia de tiro abrió
fuego hundiendo el submarino. Los tripulantes alemanes que lograron salvarse a
nado fueron muertos a tiros en el agua, lo mismo que el grupo de abordaje que
se encontraba en el Nicosian.
Hemos traído
aquí parte de los distintos documentos difundidos por los distintos gobiernos
para condenar o justificar el incidente del Baralong. También presentamos otra
obra de la propaganda germánica destinada a justificar su actividad como
represora del contrabando de guerra.
La
propaganda siempre ha estado presente en las guerras. Aquí hemos visto cómo se
adapta a las nuevas guerras
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