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sábado, 1 de abril de 2017


BRUJAS ASESINAS DE BEBES

 

 

OLALLA SOBRINO, 1591

a)     Audiencia de tormento de Catalina Mateo, 10 enero 1591

 

Catalina Mateo, viuda, mujer que fue de Bartolomé Moreno y después de Alonso Hermosa de [Hernández] vecina de la villa del Casar que por el vicario de Alcalá de Henares fue remitida a este Santo Oficio por bruja:

En la primera audiencia que con ella se tuvo a doce días del mes de enero de 1590 años ante los Señores Inquisidores Doctor Pedro de Carate y don Lope de Mendoça juró en forma de derecho e prometió de decir la verdad así en esta audiencia como a las demás que con ella se tuvieren hasta la determinación de su causa. [Edad 50 años]. Y declaró ser de edad cincuenta años poco más o menos y que lo que había confesado ante el dicho vicario de Alcalá en razón de este negocio era levantamiento que se había hecho a sí y a las demás contra quienes había testificado y lo revocó y en esto […eneró?] hasta que conclusa la causa fue condenada a cuestión de tormento. Y en 10 de enero de 1591 años siendo llevada a la cámara del tormento y amonestada que diga la verdad y no se quiera ver en tanto trabajo

 

Dixo « Ah, señores míos, ¡que no he muerto nadie! ¡no me haga decir lo que no he hecho ! »

Fuele dicho y amonestado que diga la verdad.

Dixo hincada de rodillas « Señores padres santos de mis ojos, piedad por amor de Dios que yo diré la verdad. Que yo e mis compañeras lo hicimos ».

Fuele dicho que pues que pide misericordia e quiere decir la verdad la diga en todo para que mejor se use con ella de la misericordia que pide.

Dixo ser verdad que ésta y la de Juan de la Plaza y la de Juan Izquierdo) a (sic) fueron en casa de Juan de Vaqueriza y mataron aquella criatura y las susodichas la tomaron que era niña y la asentaron en las ancas y no quedó muerta por entonces, aunque después murió. Y para hacerlo, la dicha de Juan de la Plaza puso dormideras al dicho Juan Vaqueriza debajo de la almohada porque ésta no sabía de este oficio de ser bruja si las otras dos no se lo enseñaran. Y que la dicha de Juan de la Plaza untó a ésta en casa de la dicha de Juan de la Plaza estando las dos a solas y para ello la envío a llamar con la dicha de Juan Izquierdo con la cual de noche ésta fue en casa de la dicha de Juan de la Plaza llamada Olalla, y allí la dicha Olalla dixo a ésta si quería usar el oficio de bruja y ésta la dixo se escusó diciendo « ¿En tan mal oficio me queréis meter ahora? ». Y al fin ésta la dixo que sí. Y que esta misma noche untó a ésta las coyunturas de las manos por el principio de los dedos y lo mismo hizo en los pies y no la untó otra parte de su persona. Y luego estando de esta suerte, le dixo fuesen en casa del dicho Juan Vaqueriza a donde ésta y la dicha Olalla y Juana Izquierda fueron a donde pasó e hicieron de la dicha criatura lo que dicho y declarado tiene. Y la ocasión fue que según la dicha de Juan de la Plaza dixo a ésta el haber atropellado unas mulas que llevaba a darles agua al pilar la dicha Olalla a un hijo de dicho Juan Vaqueriza sobre lo cual riñeron la dicha Olalla y el dicho Juan Vaqueriza y por vengarse dél, fueron a aquella noche a hacer lo que declarado tiene.

Entrando a ello por una ventana de las casas del dicho Vaqueriza que cae a la calle, la cual ventana abrieron las dichas Olalla y Juana Izquierda y abierta entraron por ella todas tres y hecho lo que declarado tiene con la dicha criatura la tornó a envolver la dicha de Juan de la Plaza y la echó en la cama donde estaba la madre de la dicha criatura. Y con esto se salieron de la dicha casa por la ventana por donde habían entrado y se volvieron a casa de la dicha Olalla de donde habían salido desnudas en cueros y se vistieron y cada uno se fue a su casa.

Iten dixo que al cabo de cuatro o cinco noches que pasó lo que declarado tiene, ésta y las dichas Olalla y Juana la Izquierda una noche se tornaron a juntar en casa de la dicha Olalla adonde se desnudaron e se untaron por mano de la dicha Olalla que untó a ésta y a la dicha Juana la Izquierda. Y así untadas todas tres fueron a casa de Juan García herrador, yendo desnudas y en cueros y para el aire, yendo las susodichas más alta que ésta porque ésta iba como media vara levantada del suelo y entraron en casa del dicho Juan García por una ventana que cae a la calle y sacaron de la cama del dicho Juan García y su mujer un niño hijo suyo al cual le tiraron todas tres de su miembro. Y como ésta no le tiraba, las susodichas la dixeron « ¡ Ah, traidora ! ¿ por qué no llegas y tiras ? » y ésta les respondió « ¡ Ay, qué lástima llegar a esta criatura ! ». Y la volvieron a decir « llegar llega ». Y así ésta llegó y dio tres pellizcos a la dicha criatura en las ijadas de que quedó muerta la dicha criatura y no sabe si le arrancaron a la dicha criatura sus vergüenzas porque ésta, como dicho tiene, la tiró y poco. Y muerta la dicha criatura la envolvió la dicha Olalla y la tornó a la cama con sus padres sin ser sentidas y que de presente ésta no se acuerda la ocasión por qué fueron a casa del dicho Juan García más de que la dicha Olalla las llevó allá.

Iten dixo que a cabo de un mes que pasó lo susodicho ésta y la de Juan Izquierdo se juntaron una noche a casa de la dicha Olalla y allí la dicha Olalla untó a ésta en la forma que tiene dicha con unos ungüentos que ésta no sabe si son [puestos] ni blancos. Y ansí untada ésta y las susodichas fueron en casa de un hijo de Antonio de Plaza yendo desnudas en cueros, yendo en el aire, y ésta iba baja porque las otras iban más altas, y entraron todas tres a casa del dicho hijo de Antonio de la Plaza por entre la tapia y la puerta del corral que estaban abierta y que puede entrar una persona y al primer sueño entraron. Y la dicha Olalla sacó una niña de la cama de la mujer del hijo de Antonio la

Plaza que estaba sola y habiendo sacado la dicha criatura y estando al suelo de la casa la madre de la dicha criatura comenzó a dar voces hallándola menos « ¡Ah, traidoras! ¡Que me habéis llevado mi hija! ». Y como ésta y las susodichas oyeron las voces, dexaron a la dicha criatura desnuda junto a la lumbre y se fueron sin hacerla mal ninguno a lo menos que ésta viese ni ésta sabía qué muerte la querían dar porque de ordinario las otras comenzaban primero. Y porque cuando salieron de casa de la dicha Olalla trataron de ir en casa de dicho hijo de Antonio de la Plaza sin decir a qué ni por qué y como fueron sentidas, se volvieron en casa de la dicha Olalla a donde se vistieron y cada una se fue a su casa.

Iten dixo que pasado lo susodicho, al cabo de un mes, la dicha Olalla envío a llamar a ésta con la dicha Izquierda y se juntaron una noche en casa de la dicha Olalla, la cual les dixo « ¡Vamos en casa del boticario! ». Y ésta la dixo «  ¿A qué hemos de ir en casa del boticario? ». Y la dicha Olalla dixo « ¡Anda allá y déjate de voces! Vamos en casa del boticario ». Y la dicha Olalla untó a ésta como las demás veces e ansí ésta y las susodichas en cueros y por el aire, yendo ésta más baja que ellas, fueron en casa del boticario del Casar, que no le sabe el nombre, en cuya casa entraron por una ventana que

cae a la calle. Y la dicha Olalla sacó de la cama del dicho boticario y su mujer un niño al cual llevaron al fuego y le maltrataron pellizcándole. Y después de pellizcado, le volvió la dicha Olalla envuelto a la cama de los dichos sus padres y que aunque el dicho niño por entonces que donde vivo, de allá dos días, murió. Y hecho esto, se volvieron por sus pies andando por el suelo a casa de la dicha Olalla a donde se vistieron y se fueron a sus casas. Y no se acuerda ahora de más e que acordándosele lo dirá.

Preguntada qué principio y fundamento tuvo el decir la dicha Olalla a ésta que fuese bruja para hacer las cosas que tiene dichas y ansí mismo qué calidades y propiedades había de guardar para el oficio de bruja e qué efectos tiene el dicho oficio en habiéndosele dado a entender.

Dixo que cuando la dicha Olalla le envío a llamar la primera vez no le dixo más de que fuese bruja y esta confesante la dixo si había de tomar tan mal oficio y la Olalla la dixo « ¡ Serlo habéis aunque no queráis ! ». Y ansí ésta la dixo de sí. Y luego salió del [palacio] de la dicha Olalla un cabrón no sabe de qué color más de que dixo al dicho cabrón que abrazase a ésta y el dicho cabrón abrazó a ésta. Y aunque había lumbre de brasa, no había claridad por ser de noche, mas de que ésta sintió que le puso los brazos a los hombros desta y la dicha Olalla dixo a ésta que le diese algo de su cuerpo y ésta la dixo que no tenía qué darle sino una uña y le dixo que la cortase. Y así [?] en casa de la dicha Olalla aquella misma noche con un cuchillo cortándola a tientas y se la dio en las manos al dicho cabrón el cual se la tomó y no sabe cómo y la dicha Olalla nombró a ésta el nombre de dicho cabrón e que era el demonio. Y el nombre que le dixo no se acuerda.

Iten dixo que aquesta misma noche el dicho cabrón, antes que fuesen a casa del dicho Vaquerizo, y después que volvieron a casa de la dicha Olalla, se echó con todas tres carnalmente primero con las susodichas, y después con esta confesante metiendo su vergajo en el vago natural de ésta y no le echó simiente más de estar encima de ésta y ésta tuvo su deleitación como si estuviera con hombre. Y fuera de esta vez, envío la dicha Olalla a casa de ésta por dos veces, de noche, al dicho cabrón el cual estando ésta desnuda en su cama se le echaba encima en la forma que declarado tiene y luego se iba. Y una vez volvió el dicho cabrón otra noche a casa de ella, la cual le dixo que se fuese y ésta se encomendó en Dios y su Madre y nunca más volvió el dicho cabrón a casa de ésta. Y la dicha Olalla nunca dixo a ésta lo que había de hacer e guardar para el oficio de bruja más de persuadirle que lo fuese, que ella le daría de comer y vestir y beber todos los días de su vida e le prometió saya e camisas y ducados cuya cantidad no se acuerda.

Iten dixo que al tiempo que ésta y la dicha Olalla estaban presas ante el vicario de Alcalá y en su cárcel la dicha Olalla dixo a ésta a solas que no la descubriese que ella aría a ésta todos los días que viviese de vestir, comer e calzar. Y al tiempo que esto pasó, ésta y la dicha Olalla estaban juntas porque la dicha Juana Izquierda aunque estaba junta con ésta y la dicha Olalla se levantaba sintiendo dormida a la dicha Izquierda y se lo decía a ésta callandito que por [cierto] y en su conciencia que en todo lo que ha dicho no levanta nada a la dicha Olalla ni a la dicha Izquierda.

Preguntada si ha visto más veces de las que declaradas tiene al dicho cabrón ; dixo que todas las veces que fue a casa de la dicha Olalla ésta vio allí al dicho cabrón de noche porque de día no iba a su casa e que no tuvo con ésta más conversación carnal el dicho cabrón de las que declaradas tiene. Y que el dicho cabrón no las acompañó cuando iban y venían a maltratar las dichas criaturas que esta confesante viese más de que la dicha Olalla decía que el demonio las llevaba y que habían de decir « ¡Vamos de viga en viga en la ira de Santa María ! ». Y diciendo esto dixo esta confesante « ¡Ah, mala de mí! ¿qué pudiera yo decir y confesar a estos señores [allá arriba] lo que aquí he dicho ».

Preguntada si la dicha Olalla le dixo y ésta entendió que el untarse e ir a maltratar las criaturas y tratar con el demonio carnalmente y el dexarse llevar por el aire de él y darle parte de su cuerpo era oficio de brujas.

Dixo que a lo que la dicha Olalla le dixo, sí señor ; que era oficio de brujas el untarse e ir a matar las criaturas e andar por el aire y que el ir las dichas Olalla e Izquierda más altas por el aire que ésta, no sabe qué causa sea más de esta sospecha debe ser tener más conversación y más […] y más recreación que ésta (y entre otras cosas).

Preguntada en qué forma y manera entraba el dicho demonio en casa de ésta las veces que allá fue.

Dixo que ésta cree lo hacía por un agujero que estaba encima de la puerta de la calle porque ésta oía ruido y que las veces que el demonio fue, ésta no le aguardaba sino que de repente venía y ésta entendía que se lo enviaba la Olalla porque por dos veces le dixo que ella se le enviaría. Y después preguntándola la dicha Olalla a ésta si había ido allá el demonio ésta la dixo que « Vos no me lo enviastes ».

Preguntada si en lo que ha dicho y confesado ha dicho la verdad sin levantar falso testimonio a sí e a las dichas Olalla e Juana Izquierda.

Dixo que en su conciencia ha dicho verdad en todo por salvar su ánima y descargar su conciencia y que ni a sí ni a las dichas Olalla e Izquierda no ha levantado falso testimonio en cosa alguna ni les ha visto hacer cosa alguna más de lo que dicho tiene. Lo cual es ansí verdad so cargo de su juramento y que si otra cosa se le acordare protesta de lo decir y declarar.

Suspendióse el tormento, y pasadas las veinte y cuatro oras, la dicha Catalina

Mateo se ratificó en la dicha su confesión.

b) Juana Izquierda et Olalla Sobrino

Relación de las causas despachadas en el auto de fe que se ha hecho en la

Inquisición de Toledo, domingo de la Santísima Trinidad en nueve días de Junio de 1591 años1

11. Juana Izquierda, vecina del Casar, viuda de edad de 60 años, fue otra de las tres que prendió el dicho vicario de Alcalá, con la información el capítulo pasado diez. Hay lo que se acarreó con la dicha Mateo, como está dicho. Y habiendo sido, por el dicho vicario, puesta a cuestión de tormento, la venció. Y después, la mujer del Alcalde de la cárcel del dicho Vicario, preguntándole si había confesado, le respondió que no. Pero que la verdad era que ella estaba una noche en la dicha villa del Casar y habían pasado junto a ella catorce o quince brujas y entre ellas algunos hombres. Y estando ella en camisa con una garnachilla, la habían pegado el ungüento y llevadola consigo al campo adonde habían bailado y cantado marmullando tañendo en un adufre. Y que la dicha Catalina Mateo era muy grande bruja e que lo mismo era la dicha Olalla. Y después dixo esto mismo ante el dicho vicario de Alcalá, añadiendo ser verdad que otra noche, siete u ocho brujas, que a ninguna de ellas conoció, habían entrado en su casa e la habían llevado por fuerza a casa de un herrador, que era padre de la una criatura que la dicha Mateo confesaba haber muerto en compañía de ésta. E las otras habían ahogado la dicha criatura, porque amaneció ahogada, pero que ella se había quedado a la puerta y no había entrado. E que podría haber año y medio que, topándola una noche en la calle otras brujas, la untaron por fuerza y en su compañía había ido a casa de un boticario que era también padre de una de las dichas criaturas muertas. Y quedando ella a la puerta, las demás se habían entrado adonde les había dejado e vuéltose a su casa. Y que a la ida había ido por el aire levantada un palmo del suelo e a la vuelta venido por su pie. Ratificándose ante muchas personas y el dicho vicario el qual la remitió a este Santo Oficio en el qual, y en la primera y demás audiencias que con ella se tuvieron, negó haber sido bruja y dixo que todo lo que había confesado ante el vicario de Alcalá se lo había levantado a sí y a las otras por miedo del tormento. E porque estaba fuera de su juicio, hizose su proceso. Fue votado a tormento. Diosele. Venciole. Votose auto levi.

12. Olalla Sobrina tuvo la misma testificación que las de arriba y sin determinar en su causa cosa alguna, el vicario de Alcalá la remitió con las dichas Mateo y Juana Izquierda.

Habiendo primero hecho acarreación (sic) entre ella y la dicha Mateo, negando siempre la dicha Olalla todo lo que la dicha Mateo de ella decía en la audiencia que con ella se tuvieron en este Santo Oficio. Estuvo siempre negativa y, hecha su causa, fue votada a tormento. Diosele. Venciole. Votose auto levi.

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