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sábado, 1 de abril de 2017


El vampiro de Lisboa


Los periódicos de Lisboa relatan un caso de vampirismo que resucita las espantosas supersticiones de la Edad Media. No se trata de un hecho fabuloso, sino real, comprobado por las autoridades que han tenido que intervenir para castigar al vampiro.

Un periódico de Lisboa publicó hace unos pocos días una noticia concebida en estos términos:

 

“Ha sido preso en Belén un hombre que estaba chupando la sangre de una criatura”

 

Esta noticia dio margen a las pesquisas de la policía, y de ellas ha resultado lo siguiente:

 

Maria del Rey, lavandera de oficio y moradora en la calle del Calvario, número 61, tiene dos hijos, una niña de doce años y un pequeñito que aun no ha cumplido cuatro.

Noches pasadas la hija de la lavandera observó, que un hombre acechaba la puerta y procuraba con cierta insistencia aproximarse a su hermano-una persona de complexión robusta y saludable. Impresionada por lo que había visto la niña, avisó a su madre.

 

-Anda ahí un viejo que parece quiere llevarse a Antonio-dijo la niña.

 

María del Rey no hizo caso al principio de la aprensión de su hija; pero después más preocupada replicó:

 

-Anda, hija mía, ten cuidado de él no se le lleven- y por su parte comenzó a observar los manejos de aquel sujeto.

 

En un momento que hubo de descuidarse, notó que su hijo había desaparecido, y desolada salió a la calle, encontrándole al pie de la casa de un barbero, en brazos del viejo que hacía algunas horas rondaba la casa.

La criatura estaba con las mangas de la camisa arremangadas, y en el brazo derecho el viejo chupaba con verdadera fruición.

Fácilmente se comprenderá la violencia con que María del Rey apostrofó a aquel que bebía la sangre de su hijo, y la humildad con que el tal se disculpaba, implorando perdón y diciendo que estaba lavando el brazo del niño con saliva.

A los gritos de la madre acudió la gente, y el hombre fue preso en ocasión que se le cayó de uno de los bolsillos una jeringa de las que sirven para inyecciones, y que María del Rey afirma que estaba llena de sangre.

Llevado el vampiro a la presencia del jefe de policía de Belén, confesó su crimen de la siguiente manera:

 
-Yo soy un débil y muy enfermizo. Me dijeron que con la sangre de los niños mejoraría, y realmente me encuentro notablemente aliviado.

 

El vampiro se llama Antonio Rafael Baptista; vive en la calle del Caracol de Graca número 9, y ha sido alumno del Conservatorio de Lisboa donde aprendió a tocar el violonchelo, dedicándose en la actualidad a afinar pianos y a tocar este instrumento en un café de la calle Nueva de Santo Domingo.

En el brazo del niño, y sobre el músculo deltoide, se advierte una pequeña mancha como la producida por la picadura de una pulga. Por las declaraciones del niño, parece deducirse que esta es ya la segunda vez que Baptista le chupa la sangre.

Imagínense nuestros lectores el ruido que semejante monstruosidad habrá producido en Belén y en Lisboa donde no se habla de otra cosa que del vampiro.

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