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domingo, 2 de abril de 2017


Expediente que remite el Tribunal de Llerena contra D. Diego Blázquez y otros vecinos de Villanueva de la Serena por varios hechos cometidos en el entierro de un perro.

 

Tubo principio por delación que hizo al tribunal el 30 de agosto anterior ad. Pedro Nazareno Nogales, diciendo que denunciaba el hecho escandaloso ocurrido el 25 del mismo en desprecio de la religión y otras santas ceremonias.

Dice el testigo: que D. Diego Blázquez Administrador de Rentas Reales, D. Galo Díez Madroñero Gobernador de aquel Partido y otros de quienes no se acuerda, pero si que hubo algunos oficiales del Regimiento de Mallorca, paisanos y  sacerdotes seculares por una parte; y por la otra D. Tomás Cortés, los SS. Bargueños y otros sujetos, habiendo ido a probar un galgo de D. Diego Blázquez con otro que llevaba D. Tomás Cortés preparados unos y otros para charquear al que perdiese, perdió el de Cortés. Y Blázquez con los de su partido en la noche del mismo día, formó un entierro en el que iban varios en dos filas a caballo con luces, y en medio, Blázquez haciendo que lloraba; otro con un palo largo y en el un paño  negro que hacía de manga o pendón. También llevaban un copón o cofre cubierto de otro paño negro con listas encarnadas, simulando que venía allí muerto el perro que había perdido; y detrás tres o cuatro muchachos con camisas blancas figurando sobrepellices, y aun le parece que llevaba una especie de bonete: que estos cantaban unas coplas al parecer sacadas por un oficial de dicho Regimiento, como si fueran salmos y lo cantaban en el tono que usa la Iglesia en los entierros de los fieles.

Que enfrente de la casa de este delator pararon, y puesta una mesa colocaron en ella el figurado ataúd, y los muchachos entonces en tono de responso cantaron otra canción: que hicieron según le parece haber oído, el asperger con una escoba y que incensaron con un puchero y calabazón pendiente de unas cuerdas, detrás iban unas mujeres de lloronas; lo que creé se repitió en varias calles del pueblo.

Que de otras particularidades escandalosas que hubo en otras cosas, no tiene la debida noticia, pero que habiendo sido todo público, podrá averiguarlo el tribunal si lo tiene por conveniente. Que le han dicho que el Gobernador no asistió, pero que talvez fue que fomentó esta diversión o a lo menos la aprobó. Que el cura y los sacristanes le dijeron que intentaron llevarlos, pero que el cura les mandó se quedaran en su casa hasta tarde en la noche, diciéndoles el cura que no asistiesen.

Que este delator ha visto un papel que en su principio dicen los dos versos siguientes se digan en lugar de versículo, que después siguen otros versos en dos divisiones y en cada una principiaban con la voz de los salmos y al fin una canción o letra como responso.

Que en estos últimos años la gente común, ha vestido un mono en los días de carnaval que llaman Pelele y que antes de la cuaresma le han hecho su entierro, haciendo uno de cura vestido ridículamente y también figurando responsos y remedando el tono que utiliza la Iglesia en los entierros. Cuya diversión pudiera tener disimulo por la clase de gentes que la hacían; pero que el hecho practicado por los principales del pueblo y tolerado por el Prelado Eclesiástico, será un ejemplo que estimulará a las gentes a repetir en carnaval este escándalo con nuevas circunstancias; aunque le deben el concepto la gente común de que la ignorancia y la ociosidad y no la religión son la causa de ello.

El delator reconoció su delación añadiendo, que todo el pueblo podía deponer sobre el hecho, y particularmente cuatro sujetos que nombra. (Lo ratifica).

 

Primer Testigo.

 

En su consecuencia se examinó a D. Pedro Flores, dependiente de Rentas Provinciales, de estado viudo y uno de los citados por el delator; y dijo acordarse de una procesión que con otros formó D. Diego Blázquez Administrador de dichas rentas, figurando la muerte y entierro de un galgo por haber corrido menos que el otro, con el objeto con el objeto de charquear así a los amos. Comenta la noche en que se hizo y señala los sujetos que iban en ella, que eran Juan Delgado el relojero, Francisco Cabezas, Alfonso Gijón, José Llanos, el hijo del Gobernador y otros muchos a caballo, y en medio D. Diego Blázquez haciendo que lloraba, que otro iban vestidos de mojiganga con una especie de incensario, y otro con un género de manga y una cruz de caña; pero que esta luego que lo advirtió el D. Diego Blázquez la quitó desde el caballo, por lo que se lastimó un dedo a que al día siguiente se lo manifestó. Detrás iban las mujeres llorando y se encaminaron a la casa de D. Tomás Cortés en donde cantaron no sabe el que ni en que tono, pues con el bullicio nada se percibía. Preguntado si vio algunos con sobrepelliz y bonetes; dijo: que cuando se estaba preparando la función, vio en medio del gran concurso al hijo de D. Alonso…(no se lee bien el apellido) al parecer de Sobrepelliz y bonete, y que al salir de la casa ya no lo llevaba; y se presume que el dicho Blázquez se lo mandó quitar por razón de que encargo éste testigo por cierto sujeto, le dijo al D. Diego Blázquez, “cuidado con lo que se hace en la broma, no se mezclen ceremonias que pertenezcan a la Iglesia” a lo cual respondió, “no lo quiero yo, pondré en ello mucho cuidado”: y observó que las luces eran cañas untadas con pez.

Que se acuerda haber oído (sin saber a quién), que en la casa de D. Alfonso Bargueño esperaban a los de la procesión con una calavera y velas encendidas y un letrero que decía, “Con eso al los del Haba” intentando así evadirse del chasco que se temían; lo cual no se verificó, porque noticiosos los de la procesión de este preparativo echaron por otra calle. (El testigo lo ratifica).

 

Segundo Testigo

 

Lo mismo viene a decir D. Vicente Vierini, cura de dicha villa excepto que nada habla de cruz sino de pendón, y cita a uno solo de los sujetos que es el testigo anterior como asistente, y cinco más todos jóvenes como de 16 a 20 años; y que D. Juan de Amaya uno de ellos, al pasar por la casa de éste testigo preguntó: “Señor cura y quién cobra los dineros de este tierro”. Que también tiene noticia que en la casa de D. Alfonso Bargueño esperaban a los de la procesión los del partido puestos y prepardos a hacer con ellos un atentado.

No dice el cura lo de la calavera y velas ni se le preguntó. También cuenta, que dos sacristanes fueron invitados a cantar, y que habiéndoselo dicho se lo prohibió y no salieron. (Lo ratifica).

 

Tercer Testigo

 

D. Ángel María Yusta, presbítero, otro de los citados, dice por estar convaleciente de unas calenturas, y que por el mucho gentío no pudo observar lo que pasaba en dicha procesión por no poder girar mucho la vista, y que se retiró al interior de su sala; pero que si advirtió que en ella iba Blázquez y un Procurador de causas llamado Miguel Cortés, que llevaban un ataúd y detrás unas mujeres de lloronas y unos muchachos con una especie de sobrepelliz y bonete, aunque no podía asegurar que fuese lo uno o lo otro. Que tiene noticia de que dicho Blázquez, fue reconvenido de que no ridiculizase con una broma profana las ceremonias eclesiásticas, y que había contestado, “que nada de esto permitiría él”; y que en casa de Bargueño tenían una cosa preparada para chasquear a los de la procesión. (No dice cual era, pero lo ratifica)

 

Cuarto Testigo

 

Examinado Juan Ciudad, sacristán de aquella parroquia, de estado casado, y de edad de 26 años, dijo. Que no vio bien la mojiganga porque anduvo como huyendo, por haberle invitado D. Diego Blázquez para que cantase unas coplas de la muerte del galgo, a lo que se remitió. Que el entierro consistía en una procesión que salió de casa de D. Diego con muchos hombres a caballo, muchas luces y mucho gentío, donde iba una especie de féretro donde se supone que iba el galgo, un paño negro puesto en palo, dos mujeres detrás de lloronas, unos muchachos encaminados cantando las coplas, y un hombre disfrazado con un puchero en lugar de incensario. Que sabe que una de las coplas principiaba “Ya D. Tomás Mora no podía levantar cabeza”, que no pudo entender con el bullicio si el tono en que las cantaban era parecido al de difuntos; pero que sabe que con las coplas había una antífona para cantarla al D. Tomás. (Lo ratificó)

 

Informe del Comisario de Villanueva de la Serena

 

El Comisario informa bien del delator y testigos; y del D. Diego Blázquez dice: que siempre ha sido tenido por su ingenio como un loco: que su conducta es poco escrupulosa; más en punto de religión no tiene no tiene más nota que vivacidad y poco reparo en hablar: que los demás son jóvenes del día, pero no notados en punto de religión ni de públicos extravíos: que se persuade que todos los autores y concursantes, no tuvieron otro objeto que la diversión y la broma; pero que con todo, dicha diversión para algunos fue un escandalosa; no bien vista de otros, y del gentío vista como cosa de carnaval, que hace ya algunos años, según está informado, que el populacho en los días próximos a la cuaresma hace otra procesión semejante, y aun más viva que el entierro del Pelele, esto es de un hombre o mono vestido de paja; y que creé el comisario que todo esto sea digno de remedio con las providencias que el tribunal tenga por conveniente.

A instancia fiscal se sacó extracto del hecho y sus circunstancias, y le calificaron, D. José María Ramos y D. Lorenzo Igual de Soria.[1] (Se desconoce si hubo sentencia o no, ya que no aparece en el expediente).



[1] AHN. Inquisición, 3723, Exp. 90.

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