LOS HEREJES DE REINA
Hay páginas en la historia de los
pueblos que están sin vislumbrar, páginas cargadas de tensiones en conflicto
con la legalidad de la moral, y que las conciencias preferirían olvidar. La
condición de tabú en que llegan a convertirse, hace que sin querer, atrapen al
interesado en buscar informaciones de nuestro pasado. Algunos acontecimientos
enganchan como una droga, y obligan a buscar hasta el fondo en los documentos
escritos hace siglos convertidos en historia.
Los relatos que duermen en los
documentos, despiden un aroma a veces rancio, y a veces bello, de la vida de
muchos habitantes de Extremadura a quienes les tocó vivir, en unas
circunstancias diferentes de las nuestras. Es imprescindible conocer la
estructura social, política y religiosa, de una época para poder analizar
cualquier suceso que tuviera lugar en ella.
Nada más mencionar a la Inquisición se produce una extraña reacción en
nuestro subconsciente que nos hace pensar en algo prohibido, nos suena a
intolerancia, censura, al recuerdo de una época que mantuvo a los pueblos de
Extremadura, sumidos en un ambiente de miedo y represión. Las villas
manifestaban esta realidad de una forma clara y contundente, con el famoso
refrán de “con el Rey y la Inquisición chitón” razón más que suficiente,
para que en las calles de los pueblos extremeños la sumisión y el miedo,
cabalgasen a sus anchas.
El objetivo de éste artículo, es dar a
conocer cuanto sucedió en Reina con algunas personas de la villa que fueron
condenadas por dicho tribunal eclesiástico. Sus delitos fueron pensar de forma
diferente, creer en otro Dios, o simplemente decir lo que pensaban. Todo ello
les valió el calificativo de herejes, gente vaga, perdida, maleante, en
definitiva, personas sin derechos, y sometidas a la justicia eclesial.
Los protagonistas de esta historia son
hombres y mujeres que vivían en Reina, a quienes la Inquisición y el mismo pueblo, les colgó el “sambenito”
de <<herejes>>, por ello fueron perseguidos por el Santo Oficio de
la villa de Llerena. Los edictos públicos del Tribunal de Llerena se lanzaban
desde los pulpitos de los templos, instaban a la ciudadanía, a la denuncia de
todo aquel que no comulgase con la Iglesia Católica. El fin de los denunciados,
seria el <<Auto de Fe>>, la espectacularidad, el dramatismo, la
violencia, el perdón, el poder, la religión, el arte, la diversión, harán del
Auto algo sobrecogedor, demasiado importante, mostrando la Inquisición su poder y enseñando al resto de la
población, cual es el camino a seguir para bien del cristianismo vigente.
Lección, que el pueblo capta y corrobora, participando en el Auto no solo como
espectador sino como pieza clave para el verdadero sentido de la causa.
Llerena, en el extremo sur de
Extremadura es un símbolo. Nada más allí se vieron los procesos de los hombres
y mujeres de Reina, así como los de otras personas extremeñas, porque en esta villa estaban sede
y las cárceles secretas del Santo Oficio de la provincia de León.
LOS PENITENCIADOS
HERNÁN SÁNCHEZ. Trabajador vecino de
Reina de 30 años de edad, fue testificado por dos testigos varones contestes,
de haber dicho que también servían a Dios los casados como, los clérigos, se
acusó de lo mismo, fue llamado y hecha su causa con él perseveró siempre en su
confesión, dando muestras de mucho arrepentimiento pidiendo misericordia con
lágrimas. Se le puso la acusación, los testigos se ratificaron y se le volvió a
dar en publicación, se ratificó y lo que tenía dicho y concluyo
definitivamente, por ser cristiano viejo, hombre rustico y de poco saber, se
votó en consulta en conformidad, a que en la sala de la audiencia abjurase de
levi, fuese reprendido y pagase tres mil maravedíes para gastos extraordinarios
de este Santo Oficio.[1]
ISABEL HERNANDEZ. Mujer de Pedro
González vecino y corregidor de la villa de Reina de 30 años de edad, fue
testificada por dos testigos de que diciéndole que un hombre estaba amancebado
y así en pecado mortal. Ella respondió, que aquello no era pecado mortal, sino
venial, por estos hechos fue condenada a que oyese una misa particular en forma
de penitente en la iglesia de San Francisco de esta villa, abjure de leví,
fuese reprendida públicamente, y pague para gastos del santo oficio mil
maravedíes.[2]
MARÍA González. Fue testificada por
tres testigos, de que abría dos años qué una mujer que ya es difunta, le había
enseñado una oración que la había de decir acostado en la cama sin santiguarse,
para que viniese a ella el hombre que quisiese. La cual había hecho dos veces
diciendo: en esta cama me acuesto a dormir y holgar, y mi cuerpo descansa y fulano mala noche llevara. “Allá le envío una
cama, el colchón sea de hormigas, el cobertor de ortigas, por almohada lagartos
pintos, y a la cabeza cien silvas, de ellas preñadas y de ellas paridas tales
ansias y vascas les de por mí, como tenían las silvas cuando querían parir”. Y
que también le enseñó otra mujer difunta, que para que un hombre quisiese bien
a una mujer se habían de cortar las uñas de los pies, de las manos y cabellos
de la cabeza, quemarlos y dárselo a beber en vino, y sacase dos o tres gotas de
sangre de un dedo y echarlas en el vino. Por estas testificaciones fue
condenada a salir en auto público de fe en forma de penitente, con sambenito,
coroza e insignia de hechicera, abjurase de vehementi, se le diesen 200 azotes,
y desterrada de la villa de Llerena y
Reina [3]por
dos años.
Aunque hay estudios generales
sobre la Inquisición ,
no se ha publicado ninguno específico sobre su incidencia en los habitantes de
la villa de Reina, espero que este pequeño artículo contribuya a un mejor
conocimiento de una realidad histórica que hasta hace bien poco se nos
ocultaba. Los sambenitos de estos reos, se colgaban en la Iglesia de Reina para
perpetuar la infamia de éstos y la de toda su familia, por todo lo cual, las
familias de los penitenciados se condenaban de por vida a no poder trabajar en
trabajos públicos, vestir de color carmesí, no podían llevar oro ni plata, ni
viajar a India, ni montar a caballo, todo por haber tenido un hereje en su
casa. Y es que la misión del sambenito era la de difamar, humillar, despreciar
desde las paredes de la
Iglesia de Reina donde estaban colgados, a todas las
generaciones del reo. De hay la famosa frase que a veces repetimos de “te
colgaron el sambenito”. Espero que esta realidad histórica, sirva para
desenmascarar a los verdaderos herejes de la historia.
[1] A. H. N. Sección
Inquisición de Llerena. Legajo 1987, expediente 15. Relación de las causas
despachadas en la
Inquisición de la provincia de León desde el 20 de mayo del
año pasado de 1589, hasta el 20 de mayo de 1590.
[2] A. H. N. Sección
Inquisición. Legajo 1988, expediente 10. Relación de las causas despachadas por
la Inquisición
de Llerena después que se celebró el auto de fe celebrado el domingo 18 de
noviembre del año pasado 1576.
[3] A. H. N. Sección
Inquisición de Llerena. Legajo 1987. Relación de causas despachadas en el auto
de fe celebrado en la villa de Llerena el año 1636.
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