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domingo, 9 de abril de 2017

LA  EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS-HORNACHEGOS EN LA ALCAZABA  DE SALÉ-RABAT



El refugio natural de los moriscos en su exilio fue el norte de África. Naturalmente, las costas más próximas atraían su atención con mayor interés que las lejanas.
En la comunicación que hizo el duque de Lerma el 17 de marzo de 1610 para que se vea en el Consejo de Estado, el Marques de Villarreal, gobernador de Ceuta, avisa “que los moriscos son bien recibidos en Tetuán, y que a los que pasan por allí (es decir por Ceuta) se les lleva derechos de las mercaderías, que se le avise lo que hará, por ser costumbre allí aquello y por si se les hubiese de volver, a asentado los nombres de los que pagan,...de que en Tetuán hay más de 40.000 mil morisco y que éstos se van armando.”[1]
Los moriscos extremeños, al igual que el resto, calificaban siempre de injusta la expulsión. La mayoría respiraban venganza contra el cristiano peninsular, porque les había despojado de sus hogares, de sus tierras, de sus bienes y hasta de sus hijos.  Inmediatamente después de la expulsión de los moriscos, veremos llegar al estuario de Bu regreg en Rabat a grupos de desterrados procedentes de la localidad extremeña de Hornachos y de Llerena, que se instalan en la alcazaba, hoy denominada de los Udayas. Los documentos del siglo XVII, la llaman Alcazaba de Salé, Castillo, Fuerza de Salé, etc.
En la margen derecha del río Bu regreg se encuentra la ciudad de Salé. En la opuesta existía, a la llegada de los moriscos, un recinto amurallado, en ruinas, el antiguo ribat de Abet el Mumen, dentro del cual, y en la misma desembocadura, había una fortaleza igualmente en ruinas en forma de triángulo rectángulo.
Cuando llegaron los extremeños y andaluces, aprovecharon la muralla que daba al río cortando el recinto almohade de uno a otro lado. Por la parte del río construyeron el fuerte Majluf e hicieron una muralla desde dicho fuerte hasta el recinto almohade meridional. De esta forma solo habilitaron menos de la cuarta parte del antiguo ribat de Abd el Mumen, quedando fuera la torre Hasan en un Angulo del ribat. Al pie de dicha torre estaba el arsenal marítimo de la República morisca que se formaría con los hornachegos y andaluces.

“Muchos moriscos de los que salieron de España andaluces y hornacheros, labraron muchas casas en el arrabal que hoy llaman de Zalé, y los hornacheros, labraron la alcazaba, o castillo, con que parece quedaban dueños del puerto y del arrabal.”[2]

Según el P. Dan, el sultán:

 “…les permitió residir en Sale, por piedad hacia estos miserables, bien por la religión musulmana, o por que los creyera útiles en su reino para enseñar las artes y oficios a sus súbditos, y lo hizo con las mismas gracias y privilegios que acostumbraban a gozar los naturales del país. Vivieron algún tiempo dentro del honor y la obediencia que los verdaderos súbditos deben tener a su soberano, pero se relajaron poco después y como habían llevado de España muchas riquezas, compraron algunos navíos y los armaron en corso.”[3]

Cuando en cualquier parte del mundo, pero sobre todo en el Norte de África llegaba un español musulmán o una colectividad de tales, éstos eran “andalusis” y por tal se le apelaba. De ahí que durante ésta parte del trabajo sobre todo en documentos, encontremos la palabra Andaluces con frecuencia. Se está  refiriendo en la mayoría de los casos a la colectividad de moriscos que pueblan la fortaleza de Salé y su arrabal.

Los documentos que siguieron a la llegada de los hornachegos y demás moriscos no reflejan hasta ahora, situaciones internacionales de tensión en el lugar, como las provocadas por los moradores del mismo a partir de cuatro o cinco años después.
Mientras tanto, en estos años de incertidumbre para los moriscos, lo que más recuerdan es la tierra que les vio nacer. Echan de menos sus huertas, sus colmenares, su río, molinos y  casas. Recuerdos que serán su sombra, realidad que continuamente utilizarán como moneda de cambio con el rey de España, al cual entregarán la alcazaba si éste les deja de nuevo regresar a su tierra extremeña. Conozcamos documentos que nos informan  de dicha realidad. Descubramos los sentimientos reprimidos de una población extremeña que se vio expulsada por la fuerza, y por los afianzados intereses de los poderes fácticos del momento.

“Desde el puerto de Zafim despacho Muley Zidam una fragata de Salé, y como estaba con seguro de mí hijo, se despidieron de él dándole una carta para mí. Hable con los que venían en ella, que eran los más andaluces de San Lucar, Cadíz, Llerena, y de Hornachos, y entre ellos conocí a uno que había sido soldado en el tiempo que anduve embarcado con D. Luis Fajardo; me informaron del sitio donde se encontraban, de la entrada del puerto  de la gente que había en la alcazaba, dicen que serían como 400 hombres, y yo imagino que serán algo menos, que estaban repartidos por compañías, dos tercios de gente de Hornachos y los demás de los lugares referidos. Y preguntándole ¿si se acordaban de España?, con lagrimas y demostraciones me dijeron que eran cristianos y que confiaban en Dios, y que querían morir en España. Yo les dije que todo era fácil para Dios, que ocasión podrían tener si éstos honraban a SM, fulminando como podían entregar aquella fuerza. Quedó conmigo  aunque tuviese que arriesgar la vida, esperando mí llegada con la respuesta de V. M., me pidió seguro para tornar aquí con la fragata, viéndonos al regreso, y puesto que la materia no tiene más sustancias que esta, me pareció digna de avisar a V. Majestad.”[4]  

Este morisco había llegado a Safí en una fragata desde Salé, despachada por Muley Zidam. Inopinadamente, entra en contacto con el citado gobernador y le propone el negocio en cuestión. Si el sumario arriba mencionado puede de algún modo guiarnos hacia aquello que los responsables españoles consideraban como viable, o que ofrecía visos de tener algún interés para ellos, podemos deducir que esta propuesta no debió gozar de interés, ya que no figura mencionada en el mismo. En otros documentos posteriores seguiremos las repetidas veces que los extremeños y andaluces pedirán sean escuchados por el rey de España; siempre esperando una respuesta de aliento que les pueda de nuevo llevar hasta los bellos parajes de su querida sierra hornachega.
 Pero ¿cómo conseguían el dinero para mantenerse en la alcazaba los moriscos de Hornachos, Llerena y Andalucía? Como hemos podido comprobar en uno de los anteriores documentos, una de las fuertes entradas económicas lo será el corso, la piratería en aguas del Mediterráneo. Corso organizado como acto de represalia y como guerra marítima, como una respuesta a la expulsión. 
 Rápidamente aprendieron una lección importantísima de cara a sus intereses. Todo se iba a basar en un comercio del que sacaban mucho más de los cautivos que del “pillaje”.
El cristiano ya no era como al principio, un infiel a matar o convertir, sino un objeto de negocio. Los cautivos ya no eran los “perros cristianos”, sino una “moneda de carne humana” que servía para aumentar los ingresos de los ricos políticos y comerciantes de la zona. Por ejemplo, Cervantes fue rescatado por los religiosos trinitarios por la considerable suma de 600 ducados. 
Para los marroquíes, los españoles eran cristianos ocupantes, de hecho o virtuales, que había que combatir para arrancarles las tierras que les habían arrebatado o para protegerse contra sus amenazas, lo que siempre constituyó una razón de ser de las sucesivas dinastías marroquíes que aspiraban a gobernar el país. Para los españoles, su razón de ser en el mundo, al menos según lo que proclamaban, era difundir y defender el mensaje de Cristo allí donde podían.
Por las aguas del Mediterráneo se podían ver con alguna frecuencia barcos holandeses y franceses con ansias y ganas de quitarle a España sus territorios ocupados en tierra marroquí. En marzo de 1614 el rey de Marruecos, por conducto de su agente en Holanda Samuel Pallache, propone a dicha nación el envío de algunos buques que se opongan a las intenciones españolas. En consecuencia, Jan Evertsen, con cuatro navíos holandeses, llega a la costa marroquí el 21 de junio del mismo año, con intención de desalojar de piratas el puerto de La Mamora y apoderarse después de la plaza. Entre tanto, habiéndose traslucido las intenciones holandesas, se prepara en España la fuerte escuadra que, al mando de Don Luis Fajardo, toma posesión de La Mamora en los primeros días de agosto en presencia del propio Evertsen, quien sin instrucciones, no solo no se opone a la acción española, sino que facilita informes de la situación del puerto y del número de barcos y de los piratas refugiados allí por tenerlos bloqueados el marino holandés desde hacía dos meses.[5]
La fortaleza de Salé siempre fue muy envidiada por holandeses y franceses, así como por los españoles, sobre todo por su excelente ubicación como punto estratégico en el Mediterráneo. Con fecha 8 de agosto de 1617 el marino holandés Willemez escribe al Almirantazgo de Rótterdam lo siguiente.

“…hace un año los moros de Salé no tenían barcos y ahora tienen cuatro en el mar. Se volverán potentes si no se toman medidas. Sin hacer caso de la autoridad del rey se apoderan de todo lo que pueden tomar…obran como les place.”[6]

Los hornachegos, los de Llerena y andaluces, habían comenzado la piratería. Sus barcos ya eran temidos por los cristianos españoles y otros marinos extranjeros que merodeaban por el estrecho. Buscaban su independencia como Estado en la fortaleza de Salé, pero mientras llegaba los moriscos de Salé seguían atacando todo cuanto se moviese dentro y fuera de sus costas.
Con fecha 15 de diciembre de 1622, el almirante holandés Albert Ruyl, comisionado por los estados generales de Holanda ante Mawlay Zaidan, escribe en su diario de abordo.

“Jueves 15 de diciembre: una lancha salió con nuestra gente, no sin peligro porque la barra estaba revuelta…llegados a bordo me informaron de todos los desordenes cometidos por la gente de Salé y destinados a aumentar con el tiempo, ya que el caid y su secretario Moisés Santiago, están interesados en gran medida en las empresas de los piratas, ya que reciben un quinto de todas las presas que se llevan a dicho puerto, para el sostenimiento de la fortaleza y de los soldados, todos andaluces, además, una tasa del quince por ciento, sobre todas las mercancías y sobre la cosecha de los moros. Todo ello en perjuicio del rey de Marruecos que no saca ni un dinar; de manera que el citado arsenal de Salé no tardará en ser famoso refugio de piratas, porque su flota cuenta ya con trece barcos.”[7]

Al finalizar el primer cuarto del siglo XVII, la situación en el estuario de Bu regreb era la siguiente:

1)      Orilla derecha. La ciudad de Salé, habitada por píos musulmanes y bastante controlada por el Ayachi, o sacerdote de la comunidad.
2)      Orilla izquierda. Ribat de Abd el Mume, habitado por andaluces.
3)      Dentro de ese ribat, y dando a la misma desembocadura del río, la Kasbah o fortaleza habitada por los extremeños.
El viejo Salé, como se le llamaba, en años del sacerdote o Ayachi musulmán, no veía con buenos ojos las transformaciones que se iban operando en la orilla de enfrente. No obstante, el Ayachi alentaba el afán de independencia de los moriscos para oponerlos al sultán y atraérselos. Como veremos posteriormente, el Ayachi se equivocó con los moriscos,  y cuando quiso darse cuenta ya no pudo con ellos. Hubo un prolongado y temible duelo morisco-Ayachi que acabó con el poder y la muerte del moro sacerdote.
El Ayachi, y con él la ciudad vieja de Salé, no podían ofrecer a los ojos de los exiliados una legalidad. El Ayachi podía presentar pretensiones religiosas, pero nunca jurídicas, por mucho que se mezclaran ambos. Las convulsiones del país no eran muy apropiadas para una distinción neta sobre la legitimidad del poder constituido.
Los moriscos extremeños de Hornachos y Llerena, así como los andaluces de Cádiz Sevilla y San Lucar de Barrameda, aparecían ante los ojos de los marroquíes como extranjeros con sus distintos trajes, costumbres y hasta lengua. Se les trataba con desprecio y se les llamaba “cristianos de Castilla”.
Pero los hornachegos tenían una cosa claras. Ellos sabían como gobernar la fortaleza, experiencia tenían de haber gobernado por sí solos la villa de Hornachos.  Gracias a un diario de abordo fechado en diciembre de 1622, poseemos datos reveladores de cómo evolucionaban los acontecimientos.

“A pesar de las advertencias de los marinos holandeses, son holandeses o por lo menos, judíos de Holanda, los que se dedican al contrabando de armas y municiones a los corsarios de Salé y a todos aquellos que se lo pedían. tanto que Mawlay Zaidan, dirige una carta a los Estados Generales el 3 de enero de 1622, quejándose de que los comerciantes holandeses hagan contrabando de armas con los rebeldes del reino, fusiles y armas en tal cantidad que su número sobrepasa los limites de la necesidad presente y que aprovechan las poblaciones rebeldes, aun más que los otros.”[8]    

El corso les iba a dar a los extremeños una boyante economía, amén de otros tributos impuestos a los moros por sus cosechas. Ellos fueron los armadores de los barcos, y por tanto, perciben la mitad de las presas capturadas, apartando previamente el diez por ciento como tributo al sultán. Lentamente, pero con seguridad, los hornachegos y llerenénses  se van afianzando en la kasbah. Si no son sus únicos moradores, por lo menos dominan en su interior. Por regla general, los de Extremadura no dejan que los andaluces se instalen dentro de la fortaleza. Los que van llegando se quedan en los alrededores de la fortaleza  por su parte Oeste y sur. Luego, insuficientes estos lugares, se extienden por la orilla del río.[9]
La fortaleza, perfectamente fortificada, artillada y cada día más y mejor, dominando la entrada y salida de navíos al estuario del Bu egreg, constituía una tentación muy fuerte para aquellos moriscos de Hornachos. El consejo de la fortaleza atrae andaluces de todas partes de Marruecos, pagándole los gastos de viaje y asentamiento. La idea es reclutar moriscos españoles para seguir llenando bajeles y desarrollar la piratería. Los cautivos cristianos apresados se llevaban hasta la mazmorra. Esta prisión estaba situada bajo la fortaleza. En ella llegaron a tener los hornachegos a miles de cautivos cristianos cazados en las costas españolas y en barcos asaltados.
El almirante Razilly, en una memoria que dirige al cardenal Richelieu en 1626, dice que:

“Los del reino de Marruecos, salé, Tetuán, han comenzado a armarse por mar desde hace ocho años, y han cogido más de mil cristianos y quince millones de libras, de todo lo cual, Francia ha sufrido los dos tercios de dicha perdida. Y así como han comenzado con una sola tartana armada para la guerra, actualmente tienen más de sesenta barcos, los cuales aún no están bien armados ni sus gentes están prácticas en el mar. De forma que ahora seis buenos navíos de trescientas toneladas cada uno, podrían batir a los sesenta, estando reunidos. Pero poco a poco, se adiestran en la guerra y si no se pone remedio se volverán invencibles”.[10]

 Los encargados de recuperar a estos cautivos van a ser los religiosos trinitarios de la Merced. A partir de este momento, introduzcámonos en la realidad histórica de la piratería de estos hombres, los cuales salían desde su puerto en Salé para poblar los mares, para barrerlos y saquearlos. Hecha su presa y desvalijado el barco que caía en sus manos, volvían victoriosos a Salé, y allí depositaban los efectos y cautivos que habían aprehendido. Por esta razón fueron conocidos con el nombre de los “Piratas de Salé”.


LOS PIRATAS EXTREMEÑOS DE SALÉ


El estado de guerra latente que desde siglos atrás existía entre España y el mundo turco-norteafricano, había creado una situación de inseguridad en el mar y en las zonas cercanas a la costa, a causa, de la generalización de la práctica del corso que aún se mantiene viva durante el setecientos.
El corsario, a diferencia del pirata, bandido de mar, que no reconoce ni fe ni ley, ataca indistintamente a propios y extraños, es el armador particular o dependiente del Estado que, en virtud de la patente de corso concedida por el Estado bajo cuyo pabellón navega, persigue, captura o visita barcos mercantes de países enemigos. Se quedará con las presas capturadas o con parte de ellas,  sujetándose a las reglas prescritas en la legislación.
La acción de los corsarios extremeños se desarrolla en la zona costera y en alta mar. Los corsarios de Hornachos se acercaban a la costa para dar caza a las pequeñas embarcaciones de cabotaje que por allí navegaban, a los barcos pesqueros que por allí faenaban y también, para desembarcar algunos miembros de la tripulación que efectuaban una observancia entre los habitantes de las zonas costeras apresando a pastores de ganado, labradores y moradores de los poblados cercanos.
Los elementos para la construcción de embarcaciones y llevar a cabo el corso lo conseguían fundamentalmente de los barcos que apresaban, de los géneros que compraban y, sobre todo, de los «regalos» o «subsidios» que algunos estados, como Dinamarca, Holanda y Francia enviaban. No había un tiempo específicamente señalado para salir a hacer el corso. Lo hacían durante todo el año, aunque se pueden indicar dos momentos fundamentales: la campaña de verano, la cual,  que se lleva a cabo en los meses de junio y julio, y la de invierno, que se efectúa predominantemente en octubre. En esta última es cuando consiguen el mayor número de presas, ya que no se veían obstaculizados por los corsarios españoles que normalmente sólo salían en verano.
El espacio geográfico donde suelen realizarlo se circunscribe al Mar Mediterráneo y al Océano Atlántico. Los navíos y las embarcaciones de mayor tonelaje en algunas ocasiones rebasan el estrecho de Gibraltar; unas veces llegan hasta las Islas Canarias y cruzan a lo largo del cabo de San Vicente en espera de apresar las embarcaciones que a su vuelta de América se dirigen a los puertos de Cádiz y Lisboa; otras, recorren la costa portuguesa y llegan en sus correrías hasta las costas gallega y asturiana.
Niños, mujeres, religiosos, religiosas, alcaldes, gobernadores y otros apresados, serán sus capturas más importantes.  Las pérdidas humanas fueron cuantiosas. Muchos tripulantes de embarcaciones,  pasajeros que iban de una ciudad a otra, pescadores que faenaban, soldados que se dirigían a sus destines y gentes  que habitaban en las cercanías de la costa fueron apresados por los corsarios de Hornachos, pasando a engrosar el grupo de los cautivos cristianos en Berbería.
 Entre las posibles formas de liberación la más importante es el canje, tanto el particular como el general que tiene efecto en las redenciones de cautivos, tema en el que nos vamos adentrar para conocer los documentos de los padres trinitarios y con ellos, la realidad de los corsarios extremeños en Sale- Rabat. Conoceremos los nombres de cristianos apresados, corsarios extremeños, y toda la gente influyente de la Alcazaba de Sale en su mayoría de Hornachos, así, como a los mercaderes de cautivos naturales de dicha villa encargados del canje de los mismos.
Ya en 1625 por tierras de Tetuán, nos vamos a encontrar con un mercader de cautivos natural de Hornachos, el nombre de dicho morisco es Hamed Tagarino, y al mismo, lo encontramos por primera vez en un manuscrito de 1625 relativo a una redención efectuada por los mercedarios en Tánger. Caso único, pues solían hacerse en Tetuán, y cuando existía peligro por estar la tierra revuelta se verificaban en Ceuta, al amparo de sus murallas.
Tagarino ira acompañado por otro Hornachego tales como, Benito Carpintero morisco de Hornachos, Blanco Volcacin morisco de Hornachos, el alcalde Baxel y Abrahen Cacin moriscos de Hornachos, Hamete Ceron y Alí Galán ambos adjetivados igualmente como moriscos de Hornachos, todos como indica el documento moriscos de la Alcazaba, esto es, residente dentro del castillo o fortaleza que dominaba la barra del río Bu Regreg, en Sale-Rabat. Todos estos mercaderes extremeños, fueron por el mes de febrero de 1625 a visitar a los padres redentores en su posada.  Salvador de Sicilia, el escribano que acompaña a los religiosos escribe:
Alí Galán y el capitán Baxel reciben el mayor porcentaje de los rescates de 1625. Galán 26.668 reales y Baxel 14.500 reales, que en total de 144.286 reales dan el 18,5% y el 10% respectivamente, indicando que en el Sur los de Hornachos acumulaban grandes fortunas con la actividad corsaria.

en la ciudad de Tánger en dieciséis días del mes de febrero de mil seiscientos y veinticinco años, vino a la posada de los dichos padres redentores, Hamet Tagarino, que así dijo nombrarse y ser moro de los que se expelieron de Hornachos, y entregó a los dichos padres redentores los cautivos siguientes.
 Fray Bartolomé de Santa María, que así dijo nombrarse, y ser fraile sacerdote de la orden del bien aventurado Santo Domingo y Ana Luisa Centeno, vecina de Sevilla y natural de Osuna. Los cuales dichos dos cautivos fueron recibidos por los padres redentores de mano de Hamet Tagarino, y el dinero que se pagó por su rescate constará en las partidas del gasto de este libro. Firman Francisco Benavides y el escribano Salvador de Sicilia.”[11]

Dos son ahora, tan solo los que trae Hamet Tagarino, pero lo que nos interesa destacar es la naturaleza del morisco de Hornachos, y aclarar o comentar brevemente, por qué nos extraña encontrar un hornachego en Tetuán. Precisamente por estas fechas en que aparece Tagarino en Tánger y Tetuán, sus compatriotas, los antiguos moriscos de Hornachos estaban a punto de proclamarse republica independiente en la Kasbah o fortaleza de Rabat, reconstruida y fundada por ellos. La cohesión mostrada por ese grupo de exiliados, les llevaría a formar una fuerza que se impondría a sus enemigos durante muchos años. Así pues, nos resulta fuera de lugar encontrar a Tagarino algo aislado y alejado de sus congéneres, los cuales estaban justamente en la cima de su poderío y de su fortuna, como grupo político y social.
Diez años después, al hacer otra redención en Tetuán, Hamet Tagarino ya no figura sino un heredero suyo, Alí Tagarino, el cual percibe 8.000 reales por unas ventas.[12] Éste mismo Ali Tagarino continúa apareciendo en los asientos de la redención de 1639 y en la de 1640,[13] en esta última, con notables presas y excelentes resultados. Veámoslo.
Apenas comienza el escribano Juan Muñoz su relación de cautivos rescatados ese año, cuando topamos con nuestro descendiente de Hornachos.

“Se pagaron a Alí Tagarino, vecino de Tetuán, catorce mil setenta y dos reales de plata doble, de hacienda de redención. Por mandado de S. M. y de su Real Consejo de Indias, por el rescate del capitán don Pedro Bravo de Acuña, hijo de D. Pedro Bravo de Acuña, Virrey de las Canarias, mozo de buena disposición, alto, moreno, de edad de treinta años, cautivo en la carrera de Indias, viniendo para España a sus pretensiones, desde Manila. Está cautivo nueve años.”[14]

Magnifica presa de la que Tagarino obtendría provechosas ganancias.  Las mismas seguramente que ganó con otro cautivo que vende al mismo tiempo y que se registra en el segundo asiento de la redención.

“Se pagaron al dicho Alí Tagarino 9.600 reales de plata dobles, de la hacienda de redención por el rescate del Licenciado Simón de Valdés, por decreto de SM. Y del Consejo de Indias. Clérigo Presbítero, de edad de sesenta años, alto de cuerpo, cautivo viniendo de las Indias para España, en servicio de SM en el oficio de Comisario de las Indias, lleva cautivo tras años”.[15]

Conozcamos algunos cristianos cautivos que les fueron comprados a Alí Tagarino.

Compra de Cautivos que se hizo en Tetuán por los Padres Fray José de Toledo y Fray Sebastián de Mirabel en el año de 1640.

1-      “Se le pagaron a Alí Tagarino vecino de Tetuán 14.072 reales de plata doble,  de de hacienda de Redención por mandado de SM y su Reales Consejos de Indias, por el rescate del cautivo D. Pedro Bravo de Acuña Virrey de Las Canarias. Mozo de buena disposición, alto, moreno de 30 años de edad, cautivo en la carrera de Indias viniendo para España a sus pretensiones desde Manila. Estuvo cautivo 9 años, y los dichos 17.072 reales los pagaron los padres redentores en presencia de un Juan Muñoz.
2-      También se le pagaron al mismo mercader, 9600 reales de plata doble de la Hacienda de la Redención por el rescate del Licenciado Simón de Valdés por decreto de SM. Clérigo de 60 años, alto de cuerpo, cautivado viniendo de las Indias para España como Comisario de las Indias, siendo cautivo por corsarios de Argel hace 3 años.
3-      Se le pagó a Alí Tagarino, 9440 reales por el rescate de José Tejera, natural de la Isla de San Miguel, de 30 años de edad, de buena estatura, con una señal de herida en la cabeza en la parte izquierda junto a la oreja. Fue cautivo viniendo para Lisboa de dicha Isla en una carabela, la cual fue asaltada por los moros de Argel, llevando 5 años de cautiverio.
4-      Se le pagó a Alí Tagarino1700 reales por el rescate de Alonso Benítez vecino de Coria, de 30 años de edad, manco del brazo izquierdo, fue cautivado en la plaza de Nuestra Señora de Regla por moros de Argel, estuvo cautivo 6 años.
5-      Se le pagaron 4000 reales por el recate de Severina Antonia de 20 años de edad y de una hija suya de dos años  naturales de Lisboa, siendo pequeña de cuerpo y morena de rostro. Fue cautiva por moros de Argel, estuvo cautiva 3 años.
6-      Se pagaron 5640 reales a Alí Tagarino, por el rescate de Andrés Hernández, natural de la villa de Almonte, de 23 años de edad, con varios dientes menos, alto de cuerpo, cautivo en las arenas pardas de la playa estando pescando. Fue cautivado por moros de Tetuán, estuvo cautivo seis años.
7-      3400 reales se pagaron a Alí Tagarino, por el rescate  de Juan Pérez de Huelva, de 20 años de edad, alto de cuerpo, pintado de viruelas. Fue cautivo en la barra de Huelva por moros de Tetuán, estuvo cautivo tres años.
8-      Se le pagaron 200 reales a Alí Tagarino por el rescate de Bartolomé Hernández, de 14 años de edad, con un lunar en el brazo derecho, vecino de Portimao en el reino de Portugal, fue cautivado cuando venía para España, estuvo 4 años en cautividad.
9-      3200 reales de plata doble, se le pagaron al mercader Alí Tagarino por el rescate de Álvaro Flores, natural de Puerto Rico, de 36 años de edad, de buen talle, cautivo viniendo para España, por moros de Argel, estuvo cautivo 2 años y medio.”[16]

En el mismo documento aparece otro mercader de Hornachos llamado Amet Vargas, a éste morisco se le pagaron 1200 reales de plata doble por D. Tomás Gora Endenaba, natural de Las Islas Canarias, fue cautivado cuando pasaba de una Isla a otra por los moros de Sale.
Alí Tagarino aparece por última vez en la redención de 1645, en ella, vende siete esclavos con un total de importe de 14.160 reales. Su desaparición en documentos posteriores del género de las redenciones, quiere decir, que bien sus descendientes no se dedicaron al tráfico esclavista o, la familia desapareció en algunas de las muchas plagas que sacudían la sociedad de su tiempo.[17]
Como hemos podido comprobar en este documento, algunas mujeres jóvenes, como el caso de Severina Antonia de 20 años parían en las Mazmorras, consecuencia de haber sido quizás capturadas estando embarazadas, o como veremos en algunos casos, por haber sido violadas o forzadas por los propios captores o mercaderes a quienes pertenecían.
Nuestro siguiente documento a presentar, es la redención de cautivos que se hizo en la Alcazaba de Sale en el año 1632, un documento inédito que seguro nos sorprenderá, sobre todo porque en el mismo, conoceremos como practicaban el corso los moriscos extremeños. Pues como dice Espronceda por boca del pirata: “mi barco es mi tesoro, mi Dios la Libertad; mi ley, la fuerza y el viento; mi única patria, la mar”[18]
















Redención de Cautivos en Salé año 1632.

“En la fuerza de Salé, en 3 días del mes de agosto de 1632, los señores Abdala Mesa y Hamet Ben Lima, gobernadores de esta fuerza y su jurisdicción, con acuerdo del Duan de ella y el padre redentor Fray Sebastián de la Madre de Dios de la orden Descalzos de la Trinidad, en la redención de cautivos cristianos que trata de hacer por esta plaza y se hiciere de aquí en delante de conformidad de lo cual hacemos los capítulos siguiente.

1)      Es condición que los señores gobernadores y Duan, ha de mandar llevar a la Plaza de Larache de Su Majestad Católica, los cautivos que fuesen rescatados por la redención a su costa y riesgo excepto de los bajeles y galeras de Su Majestad como abajo irá expresado. Cuando lleguen a la dicha plaza de Larache y sean entregados los dichos cautivos, se obliga el dicho Fr. Sebastián u otro cualquier redentor, a pagar todos los rescates que comportare la dicha redención a las personas que fuesen enviadas por los señores gobernadores y Duan de Salé.
2)      Es condición que las pagas de los dichos cautivos se ha de hacer de esta manera: las dos partes en haciendas a la voluntad de ambas partes y a los precios que se concertaren los patronos de los dichos cautivos, y la tercera en plata doble como es costumbre.
3)      Es condición que el dicho Fr. Sebastián y los demás Redentores que se hallaren en esta plaza, así como su sucesores en la redención, deben de respetar la religión de los dueños de los bajeles como éstos, respetaran la de los religiosos y hombres de Su Majestad Católica.
4)      Es condición, que el bajel o bajeles que desde Sale saliera rumbo a la dicha plaza de Larache con la redención, tanto a la ida como ala vuelta no deben ser molestados por los bajeles o embarcaciones de Su Majestad Católica ni quitadas las haciendas o coste de dicha redención, dejándoles hacer su viaje de regreso libremente.
5)      Es condición, que el dicho Fr. Sebastián y los demás redentores en estas y en las demás que se siguieren, una vez que los cautivos estén en los bajeles no hagan fuga ni agravios a los moros que los llevaren, porque los cristianos de la redención serán muchos y los marineros pocos, y si los dichos cristianos se levantaren e hiciesen fuga, el dicho redentor y redentores son obligados a pagar todo lo que montare el valor de los dichos cristianos a sus dueños, en la forma que está declarada la paga. Y que a la vuelta el bajel que viene de regreso con la mercaduría y con la plata doble, no debe ser atacado ni agraviado por los barcos de Su Majestad Católica.
6)      Es condición, que el dicho Fr. Sebastián y los demás redentores, han de confirmar estas capitulaciones con Su Majestad Católica, trayendo su seguro para todo lo que está dicho.
7)      Es condición, que el dicho Fr. Sebastián tiene que pagar como los demás redentores que viniesen hasta Salé, 50 reales de blanquillos que es la mitad de los derechos que se acostumbra a pagar por la salida de cada cristiano como impuesto.
8)      Es condición, que los conciertos se han de hacer unas veces en La Mamora, y otras en esta plaza de la Alcazaba.
9)      Es condición que se asistieren aquí tres o cuatro religiosos, así para el consuelo de los cautivos como para encaminar los negocios de la redención, han de estar libremente e irse cuando fuese su voluntad todos o algunos de ellos y, han de poder celebrar los oficios de su misa como sea de costumbre en España.
10)  Es condición, que siempre que viniesen aquí religiosos de la orden del dicho Fr. Sebastián descalzos de la Merced, que son las órdenes que tratan del ministerio de redimir, aunque los cautiven bajeles de esta plaza u otras embarcaciones de ella desde que salen de España, no pueden ser cautivos ellos ni las personas que con ellos vinieren. No se les puede coger sus embarcaciones, ni dineros, haciendas ni demás cosas que trajesen, antes les ayudaran y favorecerán en lo que se les ofreciere para su seguridad, y lo mismo cumplirán el bajel o bajeles, galeras u otras embarcaciones en que los dichos religiosos vinieren.

Y con esto se acabaron estas capitulaciones con acuerdo de ambas partes, y las vieron por bien y firmaron los dichos gobernadores y Duan de Sale y el dicho Fr. Sebastián redentor en dicho mes y año.

Firman:   Abdala Ben Ali Mesa,  Muza Ben Mohamad Santiago, Mohamad Ben Ali Mendoza, Amat Aguacir, Mohamad Rojo, Muza Rojas, Ali Zuitan, Ismael García, Mohamad Guzman, Fr. Sebastián de la Madre de Dios redentor y Brahin Merino escribano.
Las cuales dichas capitulaciones concuerdan con el original, que queda en poder del dicho Fr. Sebastián de la Madre de Dios, el cual lo recibió y firmó  en la Alcazba de Salé.”[19]

Una vez firmadas las capitulaciones, el padre Sebastián vuelve rumbo a Larache, donde presenta al gobernador de la plaza las capitulaciones que los moriscos de la Alcazaba le habían propuesto. Con fecha 26 de agosto del mismo año vuelve de nuevo el redentor de la Merced hasta Salé. La misión que lleva es, informar cómo están los cautivos que se encuentran encerrados en la mazmorra de la Alcazaba. Desde Larache ponen rumbo hasta La Mamora, donde pasarán la noche todo el día siguiente, y desde allí el día 28 ponen la embarcación rumbo Salé.

“Al día siguiente, el padre redentor y yo nos volvimos a embarcar en el mismo barco en dirección hasta la fuerza de la Alcazaba llegando a la vista de ella, y por estar la barra muy mala y no poder entrar, en esa misma noche dimos fondo, y habiendo puesto bandera de paz y hecho algunas señas por las cuales reconocían que era el dicho padre redentor el que llegaba, los de la fortaleza nos contestaron. Los de la dicha fuerza de Salé pusieron otra bandera de paz en el muro, y algunas personas que por orden del Duan se hicieron a la marina, y nos avisaron que no entrásemos hasta el día siguiente por estar la barra alterada y el moravito a la vista. Con lo cual estuvimos toda la noche en el barco hasta el día siguiente que entramos en Sale a las dos de la tarde. Habiéndonos tirado el enemigo algunas piezas de artillería, éstos fueron avisados por los moros de la Alcazaba para que no nos tiraran, los cuales nos recibieron con mucho agasajo y cortesía, acompañando al dicho padre redentor algunos capitanes y moros principales de la dicha fuerza de Salé, de lo que yo el escribano doy fe.”[20]

El barco que traía el padre redentor venía cargado de mercancías las cuales, según precios acordados por los gobernadores de la República de Salé y el padre trinitario se canjeaban por cautivos cristianos. El barco traía cochinilla, según el documento costaba 2500 reales castellanos la arroba, bonetes para los de la fortaleza la docena 118 reales de moneda castellana, y la vara de paño a 32 reales por mitad. El padre redentor pide hablar con los gobernadores hornachegos de Salé. Quiere visitar a los cautivos, consolarles,  comprobar cual era la realidad deL presidio.

“En la dicha Alcazaba de Sale a 30 de agosto de 1632, el dicho padre Fr. Sebastián de la Madre de Dios en presencia de mí el dicho escribano, fue hablar con los gobernadores de la dicha Alcazaba para que diesen orden de que se le enseñaren las personas cautivas que rescatar y tratasen de su rescate para abreviar la dicha redención. Los dichos gobernadores mandaron a dos personas del Duan para que asistiesen haber como se hacía la dicha redención, uno fue Mohamat Rojo y el otro Amethe Alguacil los cuales asistieron con el dicho padre redentor al rescate de los dichos cutivos.
El día 31del mismo mes de agosto,  yo el escribano doy fe de que habiendo el dicho padre empezado hacer la redención rescatando algunos cautivos y dado libranza algunos moros dueños de ellos para cobrar su rescate conforme lo asentado, y habiendo hecho los conciertos con ellos en moneda  de Blanquillos por ser esta la corre en la Alcazaba; no quisieron los dichos moros pasar por ellos diciendo habían sido engañados, por que el pago no debe de ser en dicha moneda sino en Reales Castellanos. Hablando el dicho padre redentor con los gobernadores, le dijeron que los moros no querían pasar por tal concierto, que o se les pagaba en Reales Castellanos o no habría redención.”[21]

La redención prosigue. El día 1 de septiembre el padre redentor comienza a sacar de las mazmorras los siguientes cautivos:

“En la dicha Alcazaba de Sale el dicho padre redentor Fr. Sebastián de la Madre de Dios, en presencia de mí el dicho escribano de la dicha redención, rescató a Domingo Piñeiro joven de 17 años natural de Galicia. Hijo de Andrés Piñeiro y María Redondo, que le cautivó el corsario Pocarropa mientras éste pescaba hará unos cinco o seis meses, estando todo este tiempo cautivo en la dicha Alcazaba en poder de Ali Guzmán. Moro con el que el dicho padre redentor concertó su rescate en dos mil reales. Una parte del rescate se pagó en Reales de plata y las otras dos en haciendas de bonetes, paños y cochinillas de lo que doy fe”.[22]

Otro de los rescatados fue: “Juan de Ribadeo, natural de Cambados  en Galicia, de 30 años de edad, hijo de Juan González y Mariana de Ribadeo, que fue capturado en el cabo de Finibusterra por el mozo Mamet Raez estando pescando, el cual lleva cuatro años cautivo en dicha Alcazaba en poder de Amet Ronda, con el cual, el dicho padre redentor concertó su rescate en 1832 reales, una parte en reales de plata y las otras dos en haciendas, paños, bonetes y cochinilla, y en fe de ello lo firme juntamente con el dicho padre redentor”r.[23]

Lo mismo le ocurrió a nuestro siguiente protagonista:

“Se rescató Pedro Baladan de 26 años natural de la isla de la tercera, junto a Canarias, hijo de Manuel de Gudin y Lucía Baladan, que fue cautivo sobre el cabo de Finibusterre andando a  pescar por el corsario Pocarropa. Abra cinco meses poco más o menos, que ha estado este tiempo cautivo en la Alcazaba en poder de Alí Guzmán moro con el cual el dicho padre redentor concertó su rescate en 2000 mil reales. Una parte en reales de plata doble y las otras dos en haciendas de bonetes, paños y cochinilla.”[24]

Nuestro siguiente cautivo es un menor de quince años:

“Se rescató a Manuel de Estrada muchacho de edad de 15 años, blanco de cara, hijo de Francisco de Estrada y Mariana Domínguez del Toro, natural de la ciudad de Toro, que le cautivó el corsario Pocarropa junto a la villa de Lemos viniendo en una fragata abra tres meses poco más o menos y apresado en las mazmorras de la Alcazaba, en poder de un moro llamado Ayet. El padre redentor concertó su rescate en 2461 reales en plata doble pagados en Larache, y en fe de ello lo firmo junto con el dicho padre redentor y se advierte que de esta partida se pagaron luego 1232 reales en mi presencia”[25]

Otros cautivos rescatados fueron

“Se rescató a Domingo González muchacho de de dad de 16 años, natural de la Feligresía de Bulaco en Galicia, hijo de Pedro González y Constanza de la Iglesia,  que le cautivo el moro Ali Legua hace dos meses saliendo a pescar sardinas sobre la barra de Vigo.  En el tiempo de su cautividad, ha estado en poder de Amete Alguacil y Ali Morales que son de la Alcazaba, el padre redentor concertó su rescate en 2000 reales, una parte siendo en reales de plata y dos en haciendas de bonete, paños, telares y cochinilla. Pagado en Alarache de lo que doy fe, firmado por el padre redentor.[26]

Se rescató Alberto Bravo, natural de la feligresía de Santa Fe, junto a Pontevedra en Galicia, hijo de Alfonso Bravo y M. González, de 40 años de edad, que le cautivo el corsario Alí Legua hace dos meses en la barra de Vigo  yendo a pescar sardinas. Y este tiempo habrá que está cautivo en la Alcazaba, en poder de Amete Alguacil y Alí Morales, con los cuales el dicho redentor concertó su rescate en 2000 reales, la una parte en reales de plata y las dos en mercaduría, bonetes, paños y cochinilla, y en fe de ello lo firmo.[27]

Se rescató a Juan de Santa María, niño de edad de 10 años, natural del lugar de San Jujia junto a la Coruña, hijo de Juan de Santa María y María de Santa María, que lo cautivo el corsario Muza, habrá tres meses en la costa pescando con un tío suyo. Y es tiempo de que está cautivo en poder de Maci Atia moro en la Alcazaba de Salé, con el cual el dicho padre redentor concertó su rescate, en dos mil reales de plata doble pagados en Larache, y en fe de ello lo firmo junto con el dicho padre redentor.[28]

Se rescató Alonso de Rueda, vecino de la ciudad de Carmona, de 28 años de edad, soldado de las galeras de España, hijo de Juan de Rueda y M. Sánchez, fue cautivo hace año y medio siendo soldado en la Mamora, en la perdida de la gente cuando el moravito vino sobre ella, todo este tiempo ha estado cautivo en poder  del capitán Vigil, moro vecino de la dicha Alcazaba, con el cual se concertó su rescate en 2000 reales de plata doble pagados en Larache y en fe de ello lo firmo junto con el dicho padre redentor.[29]

Se rescató a Gonzalo Martín  natural de la ciudad de Écija, de 51 años de edad, soldado de la fuerza de ala Mamora, hijo de Martín y M. Gutiérrez, que habrá año y medio que le cautivo en la perdida de la dicha gente de al Mamora siendo soldado en ella cuando el moravito la sitió. Todo este tiempo ha estado cautivo en la Alcazaba en poder de Alí Malí, moro con quien se concertó su rescate en 2250 reales,  pagados la mitad en plata doble y la otra mitad en haciendas de bonetes, paños y cochinilla pagados en Larache, doy fe de ello firmándolo junto al padre redentor.[30]

Se rescató a María Alonso, natural de la villa de Ribadeo en Galicia, de edad de 24 años, hija de Merín Blanco y María Alonso, que hará como un año que está cautiva por un bajel de turcos viniendo embarcada desde su tierra para San Lucar, y este mismo tiempo hará que está cautiva en la Alcazaba de Sale en poder de Ali Malí,   moro con el cual se concertó su rescate en 2201 reales mitad plata doble y lo demás en mercaduría, bonetes, paños y cochinilla, todo pagado en Larache, y lo firmo dando fe de ello.[31]

Se rescató a Domingo  Montes, d 14 años de edad, natural del lugar de Grove en Galicia  junto a Cambados, hijo de Domingo de Montes y M. de Torres, que lo cautivó el corsario Turayg Arraez de Túnez habrá un año, estando en poder de Amet Guzmán. Se concertó con éste su rescate en 2500 reales, siendo de la siguiente manera, 2150 en reales de plata y el resto en mercaduría.[32]

Se rescató a Juan Martín vecino de la ciudad de Carmona, de 30 años de edad, hijo de Gonzalo Martín y Catalina Sánchez, que habrá cinco años que se cautivo en la perdida de la gente de la Mamora cuando el moravito la tuvo sitiada. Éste cautivo iba en las galeras que se perdieron viniendo a dar socorro en la barra de ella, llevando todo este tiempo cautivo en la Alcazaba en poder de Mahamet Guardián, con quién el padre redentor concertó su rescate en 200º reales, la una parte en plata y dos en haciendas de paños, bonetes y cochinilla pagados en Larache.[33]

Se rescató a Ana Ferreira, natural de Oporto, de edad de 34 años de edad, hija de Simón Rodríguez, y Margarita, fue cautivada sobre la barra del puerto de San Juan de Luz, yendo para Lisboa habrá cinco meses. La cautivó el corsario Pocarropa,  y en todo este tiempo estuvo en poder del mercader Muza Olivares, moro con el cual, el dicho padre redentor concertó su rescate en 1900 reales. Una parte en reales de plata, y las otras dos, en haciendas  de bonetes, paños y cochinilla pagados en Larache.[34]

Se rescató a José Pedro de Blas, natural de Madrid, de edad de 25 años, hijo de Francisco de Blas y María Bartolomé, habrá cinco años que se capturó en la barra de La Mamora cuando venía de soldado en la galera llamada Santiago, la cual, venía a socorrer la plaza de la Mamora que estaba sitiada por el morabito. Ha estado todo este tiempo cautivo en la mazmorra de la Alcazaba de Sale, teniendo su poder el capitán Abdala Gómez, con el cual, el dicho padre redentor concertó el rescate en 2240 reales. Una parte en reales de plata y el resto en hacienda de bonetes, paños y cochinilla.[35]

Se rescató a Juan Martínez, natural de Madrid, de 19 años de edad, fue cautivado en la plaza de La Mamora cundo estaba en la misma de soldado, siendo cautivo por los moros de la Alcazaba de Sale. Estaba en poder de Alí Buchito, moro con el cual, el dicho padre concertó su rescate en 200 reales.[36]

Se rescató a Juan López, natural de Talavera de la Reina, de 22 años de edad, fue cautivado en la Mamora cuando estaba de soldado con el resto de gente habrá año y medio. Fue llevado hasta las mazmorras de la Alcazaba de Sale, estando en poder de Alí Buchito, costando su rescate 2000 reales.[37]

Pedro Ordóñez. De 20 años, natural de Huelva, su rescate se concertó en 1707 reales, fue cazado por el corsario Amet Arraez moro renegado, estando en poder de Amet Ben Merendeque.

Francisco Domínguez. Natural de Mieres en Asturias, de 45 años de edad, se concertó su rescate en 1660 reales con Amet Ben Merendeque, fue capturado por el moro Ajarrael.

Esteban de la Carmona. Natural de Aguilar de la Frontera, de 20 años de edad, estando en poder en la Alcazaba de Ebrain Olivares, concertado su rescate en 2000 reales.

Se rescató a Juan Dorado, natural de la ciudad de Santiago en Galicia, de 0 años de edad, fue cautivado en las costas de Galicia cuando pescaba por el moro Abaerrato, llevando cautivo cuatro años en la Alcazaba de Sale en poder del Duan. Con dicho Duan el padre redentor concertó el pago de su rescate en dos mil reales.

Simón Leonardo, natural de la ciudad de Lisboa, de 36 años de edad, le cautivo Muza Arraez, sobre la barra de Lisboa saliendo a pescar, haciendo tres años que está cautivo en la Alcazaba de Sale en poder del Duan con quién, el padre redentor concertó su rescate en 2000 reales.

Gonzalo del Valle, natural de la ciudad de Marbella, de 25 años de edad, fue cautivado en las galeras de España que se perdieron en la barra de la Mamora cuando venían a dar socorro porque el morabito la tenía sitiada. Habrá cinco años que está cautivo en la Alcazaba de Sale en poder del Duan con quién, el dicho padre redentor concertó su rescate en 2000 reales.

Se rescató a Juan Dosto, de 26 años de edad, natural de la ciudad de Málaga, fue cautivado en la pérdida de las galeras de España sobre la barra de la Mamora cuando venían a socorrer como soldado en ellas.  Lleva cautivo cinco años  en la Alcazaba de Sale en poder del Duan con quién, el padre redentor concertó su rescate en 2000 reales.

Se rescató a Juan Pedro Rudal, muchacho de edad de 16 años, natural de la villa de Cangas en Galicia, fue cautivo por Alí Arraez sobre la Isla de Bayona saliendo a pescar habrá como un mes. Este mismo tiempo hace que está cautivo e la Alcazaba de Sale,  estando el mismo en poder de Abraim Merino con quién el padre redentor concertó su rescate en 2000 reales.

Se rescató a Domingo Herrera, que hace más de 30 años que sirve a SM en diversas partes del reino, residiendo continuamente en el Puerto de Santa María en su Real servicio, siendo de 60 años de edad. Fue cautivado hace cinco años en la barra de la Mamora, cuando iba de soldado en las galeras de España que se perdieron en ellas yendo a dar socorro. Lleva todo este tiempo cautivo en la Alcazaba de Sale en poder de Alí Alguacil, moro con el que el padre redentor concertó su rescate en  1000 reales.

El sargento Juan de Sosa, natural de la ciudad de Orense, de 40 años de edad, fue cautivado hace cinco años sobre la barra de la Mamora en las galeras que se perdieron, yendo por sargento de la compañía de D. Juan de Balcazar. Todo este tiempo ha estado cautivo en poder de Alí Caise, moro con el cual el padre redentor concertó su rescate en 2120 reales.

Antonio del Toral, natural de la ciudad de Granada, de 54 años de edad, le cautivó un turco de Argel llamado Amet Lula habrá cinco meses en Gibraltar cuando iba a La Mamora. Este mismo tiempo hace que está cautivo en la Alcazaba de Sale en poder de Ali Feci, moro con el cual el dicho padre redentor concertó el rescate en 1500 reales.

Se rescató a Juan del Toral, niño de 10 años de edad, hijo del anterior cautivo Antonio del Toral, iba con su padre cuando fue capturado llevando cinco meses en la Alcazaba de Sale. Estaba en poder del mismo moro que su padre con quién el padre redentor concertó su rescate en 2500 reales.

Juan Martínez, natural del Puerto de Santa María, de 50 años de edad, fue cautivado en la barra de Cádiz, estando metido en una barca pescando, y habrá dos años, que está cautivo en la Alcazaba de Sale en poder de Amet Luis Pérez, con el cual el dicho padre concertó su rescate en 570 reales.

Se rescató a Diego Serrano, natural de la villa de San Clemente, de 55 años de edad, fue cautivado sobre la barra de la Mamora yendo por cabo de escuadra de una compañía de las que iban en las galeras que se perdieron yendo al socorro de la Mamora. Todo éste tiempo lleva cautivo en la Alcazaba de Sale en poder de Amet Miguel, moro con el cual el padre redentor concertó su rescate en 1840 reales.

Francisco Dorado, niño natural de la villa de Vigo en Galicia, de 10 años de edad, habrá año y medio que está cautivo, fue capturado en la isla de bayona andando pescando con su padre. Está cautivo en la Alcazaba de Sale en poder del Capitán Ceron, con el cual el dicho padre redentor concertó su rescate en 2000 reales.

Se rescató a Juan Ramírez del Puerto, natural de San Juan del puerto en el Condado de Niebla, de 70 años de edad, habrá año y medio que fue cautivo junto a Ayamonte por un corsario de Túnez, llevando todo este tiempo cautivo en las mazmorras de la Alcazaba de Sale en poder de Abdala Larachi. Moro con el cual el dicho padre concertó su rescate en 1120 reales.

Antonio Lorenzo, natural de la villa de Pontevedra, de 70 años de edad, fue cautivo en la isla de Bayona cuando andaba pescando por el renegado Cha Farraez, llevando cinco meses cautivo en la Alcazaba de Sale. Está en poder del capitán y gobernador Mesa, con el cual el padre redentor concertó su rescate en 2000 reales.  

Juan Contrin, natural del lugar de Mujia de Galicia, de 52 años de edad, le cautivó el renegado Cha Arraez habrá cinco meses paseando por la isla de Bayoa, este mismo tiempo hace que está cautivo en la Alcazaba de Sale en poder del capitán Mesa, gobernador de la dicha Alcazaba. Con dicho gobernador, el padre redentor concertó su rescate en 2000 reales.

Se rescató a Juan de la Iglesia, muchacho natural del lugar de sanxenxo en Galicia, de 13 años de edad, fue cautivado hace dos meses en el cabo de finibusterre cuando andaba pescando, por el renegado Cha Arraez. Este mismo tiempo hace que está cautivo en la Alcazaba de Sale, en poder del capitán Mesa gobernador de la Alcazaba. Con dicho gobernador el padre redentor concertó el rescate del muchacho en 2000 reales. 

Se rescató a Gaspar Antunez, natural de las Brozas en Cáceres, de 50 años de edad, que habrá cinco años que fue cautivo en las galeras de SM que se perdieron en la barra de la Mamora, llevando dicho tiempo cautivo en la Alcazaba de Sale, en poder de Ali Mellado. Con dicho Mellado el padre redentor concertó su rescate en 1280 reales, la tercera parte de ellos en reales de plata y las otras dos partes en mercaderías de bonetes, paños belartes, palmillas y cochilla pagado en Larache.

Se rescató a Gonzalo Deleva, natural de San Juan del puerto,  de 46 años de edad,  fue cautivado en la barra de Ayamonte por Alí Raez moro con tres bajeles, cuando venía de pescar hace dos años. Este mismo tiempo hace que está cautivo en la Alcazaba de Sale, en poder de Cidi Muza moro de Túnez, con quién el padre redentor concertó su rescate en 2000 reales.

Se rescató a Juan de Avilés, natural de Vigo en Galicia, de edad de 17 años, fue cautivo en las isla de Bayona andando pescando, le cautivó Alí Raez habrá dos años, estando todo este tiempo cautivo en la Alcazaba de Sale en poder de Alí Muza, con quien el padre redentor concertó su rescate n 2000 reales.

Se rescató a Pedro Crespillo, natural de Ecija, de 25 años de edad, hace cinco años y medio que fue cautivado en la barra de la Mamora en las galeras de España, las que iban a dar socorro a dicha plaza yendo por soldado en ellas. Todo este tiempo lleva cautivo n la Alcazaba de Sale, n poder de Amet Hezote con el cual el padre redentor concertó su rescate en 2720 reales.

Se rescató a Antonio Rodríguez, niño portugués de 11 años d dad, hace año y medio que está cautivo, fu cautivado cerca de Bayona cuando pescaba con su padre por el corsario Pocarropa, llevando este mismo tiempo cautivo en la Alcazaba de Sale en poder de Jaaban, con quien el padre redentor concertó su rescate en 2000 reales.

Se rescató a Bartolomé de Lamez  natural de Porto Novo en Galicia, de 50 años de dad, fue cautivo hace un año junto a dicha villa andando pescando por el moro Marehig, este mimo tiempo hace que está cautivo  en la Alcazaba de Sale, en poder de Amet Pinto gobernador de dicha Alcazaba, con quien el padre redentor concertó su rescate.

Se rescató a Domingo Santiago, natural del puerto de Marín de 70 años de edad, fue cautivado por un turco llamado Toraique habrá dos meses y medio cuando estaba pescando, lleva este mismo tiempo cautivo en poder Amet Pinto en la Alcazaba de Sale, con quién el padre redentor concertó su rescate en 1600 reales.

Se rescató a Francisco Santiago, hijo del anterior cautivo, de quince años de edad, fue cautivado por el mismo corsario y está en poder de Amet Pinto gobernador de la Alcazaba de Sale, con quien se concertó su rescate en 2000 reales.

Se rescató a Domingo de Acosta, natural de Santiago del Carril en Galicia, de 60 años de edad, fue cautivado por el renegado Moreno habrá 8 meses cuando pescaba en el cabo de finibusterre, llevando este mismo tiempo d cautivo n la Alcazaba se Sale en poder de Amet Lázaro, moro con el cual el padre redentor concertó su rescate en 1120 reales.

Se rescató a Álvaro Pérez, natural del Puerto de Santa Eufemia en Galicia, fue cautivado cuando pescaba sardinas en la isla de la Juacas por el renegado Moreno, es d 27 años de edad, llevando tres meses cautivo en la Alcazaba de Sale n poder de Abrain Gordo, con el cual el padre redentor concertó su rescate en 1000 reales.

Se rescató a Juan de Bravo, niño natural de Mojica en Galicia, de 9 años de edad, que cautivó el renegado Jureque cuando andaba pescando con un tío suyo sobre la barra de la Coruña. Hace cuatro meses que está cautivo en la dicha Alcazaba en poder del Maestro Ali moro con el cual l dicho padre redentor concertó su rescate en 2500 reales.

Se rescató a Domingo Martínez, de 80 años de edad, natural de Pontevedra, el cual fue cautivado junto a La Guardia entre Galicia y Portugal cuando andaba pescando, habrá seis años que lleva cautivo en la Alcazaba de Sale en poder de Alí Luna, con quien el padre redentor concertó su rescate en 1000 reales.
Se rescató a Juan Pérez, natural de Santiago de Galicia, d edad de 50 años, fue cautivado en las galeras d España viniendo por soldado en ellas, las cuales se perdieron sobre la barra de la Mamora hará cinco años cuando venían a socorrer la Mamora. Este mismo tiempo lleva cautivo en la Alcazaba de Sale en poder d Alí Galán, moro con quien el padre redentor concertó su rescate en 1846 reales. Una parte de ellos en plata doble, y lo demás en tabaco del Brasil.

Se rescató a Catalina Alonso, natural d Sines en Portugal, de 24 años, fue cautivada por un turco de Argel llamado Alí Gucarraez en el cabo de San Vicente d dentro de la casa de una tía suya habrá dos años. Este mismo tiempo hace que está cautiva en la Alcazaba de Sale, estando en poder de Capitán Ceron con quien el padre redentor concertó su rescate  en 1900 reales.

Se rescató a Gregorio González, natural del puerto de Santa Eufemia en Galicia, de 25 años  de  edad, le cautivó un turco de Argel Llamado Atoraique, n la isla de Galicia cuando andaba pescando habrá cuatro meses. Está cautivo en la Alcazaba de Sale en poder de Amet Arraez, con el cual el dicho padre redentor concertó su rescate en 1400 reales.

Se rescató a Juan de la Rombide, natural d Lezo jurisdicción de Fuenterravia, de 38 años de edad, fue cautivado por un renegado de Argel llamado Arrechef habrá dos años, viniendo en un galeón de SM de las Indias como marinero. Todo te tiempo lleva cautivo con el dicho renegado con el cual el dicho padre redentor concertó su rescate en 2160 reales.

Se rescató a Pedro Delgado, natural de la ciudad de Carmona, de 37 años de edad, que cautivó en la perdida de la gente de la Mamora, siendo soldado a caballo en ella, habrá cinco años y medio que está cautivo en la Alcazaba de Sale, en poder de Alí Uejel, moro con el cual l dicho padre redentor concertó su rescate en 2822 reales.[38]   

Una vez terminada la redención, el padre Sebastián de la Madre de Dios visitó a los cautivos cristianos que quedaron en las mazmorras de la Alcazaba esperando otra redención. El documento cuenta lo siguiente.

En la Alcazaba de Salé a 30 días del mes de septiembre de 1632 años, el dicho padre Sebastián de la Madre de Dios, redentor de cautivos, habiendo acabado de hacer la dicha redención, fue a casa de algunos moros que tenían cautivos cristianos, los visitó haciéndoles  aliviar las prisiones a los dichos cautivos, exhortándoles y consolándoles que estuviesen firmes en la fe, haciéndoles muchas exhortaciones, facilitándoles su breve rescate para que no estuviesen desconsolados.
Después fue a despedirse de los gobernadores de la dicha Alcazaba así como de otras personas principales de ella, y Abdala Mesa uno de los dichos gobernadores que por estar el otro malo no le pudo acompañar, vino con muchas personas principales del Duan y de la dicha Alcazaba. Acompañaron al dicho padre redentor hasta la plaza de la dicha fortaleza, donde para efecto de embarcarse tenían prevenido una carabela de la dicha Alcazaba, juntamente con el barco longo de Alarache, en el que el dicho padre redentor vino a la Alcazaba de Salé y se embarcaron en el mismo todos los cautivos rescatados. 

Todos estos cautivos se embarcaron  en la dicha carabela y barco longo juntamente con el dicho padre redentor, yo el presente escribano Alí González, y otros moros de la dicha Alcazaba que venían a cobrar los rescates a la fuerza de Larache según los asientos acordados. Y aunque los cautivos que se embarcaron son los contenidos en esta lista, no son más de 51 y están asentados 53 siendo dos de ellos, Juan de Cabrera y Catalina Alonso, que estaban en Larache por haber sido llevados por el padre redentor la primera vez que había entrado en la Alcazaba hacer la dicha redención.
Luego, el dicho día mes y año estando todos los de arriba dichos embarcados, a cosa de las 9 o 10 de la noche poco más o menos, por temor del moravito que estaba a la vista, habiéndolo prevenido así los pilotos y marineros nos hicimos a la vela.  Habiendo salido de la barra con buen temporal, estando a la vista de la Mamora, se alteró el mar levantándose una gran borrasca y aguaceros, dando en el bajel muy grandes golpes de mar, entraba en el mismo gran cantidad de agua dentro, y habiendo navegado todo el día con esta tormenta y cerrando la noche, no sabíamos  donde nos encontrábamos. Estábamos todos mojados así como las velas, y habíamos perdido el otro Barco de vista; al amanecer, el dicho padre redentor se levantó en pie todo mojado y mal parado. Reconoció tierra de Tánger con lo cual hizo instancia para que fuésemos allá, y habiendo entrando con gran trabajo estando a la vista de la fuerza,  se quebró la triza del árbol mayor cayendo abajo basuelas; y habiendo llegado a la dicha fuerza D. Fernando Mascareñas gobernador de ella, envió un barco para que la gente desembarcarse. Desde Tánger estuvimos haciendo diligencia para localizar el barco perdido, y a los cuatro días tuvimos noticias de que estaba en Larache.
Desde Tánger el día 21 de dicho mes salimos en dirección a Larache en una fragata, el padre redentor y los moros que con él iban en su carabela, fuimos a recoger los cautivos que habían aportado allí en el barco longo, y hacer pago al dicho Achat Aligares de los dichos rescates. Llegamos a la dicha fuerza con buen temporal a 22 del dicho mes. “[39]

Una vez en Larache, el padre redentor hace entrega a Alache García, vecino de Salé, y en virtud que tiene de los gobernadores de la Alcazaba la cantidad de 950. 227 reales por el rescate de 51 cautivos.
Desde Larache, con fecha 26 de septiembre, ponen rumbo a Tarifa con los cautivos. Allí el padre redentor será recibido por las autoridades del lugar, Corregidor, Ayuntamiento y otras gentes principales. Todos juntos fueron en procesión hasta la Iglesia mayor, donde con mucha música y solemnidad se dijo una misa cantada con diácono y subdiácono, asistiendo a ella toda la clerecía. Acabado el  padre redentor, se fue con los dichos cautivos a la posada donde les dio de comer y descansaron.[40]
Desde Tarifa sale el padre redentor rumbo hacia Sevilla con los 53 cautivos. Buscó cabalgaduras para poder llevar algunos de los dichos cautivos, por ser mucho de ellos niños de muy poca edad, tres mujeres, y algunos enfermos. Llegaron a Medina Sidonia y desde allí fueron hasta Sanlucar de Barrameda, donde embarcaron rumbo a Sevilla. En dicha ciudad hubo procesión y misa solemne. Después de los actos religiosos, el padre redentor despachó a los cautivos para que cada uno fuese para su tierra abrazándolos y dándoles buenos consejos tocantes a su salvación.[41]
Este documento nos cuenta de forma clara cómo desarrollaban el corso los extremeños y andaluces de la Alcazaba de Salé. El dinero entraba con muchísima frecuencia en la fortaleza. El cristiano se había convertido en una pieza clave para el desarrollo económico de la Alcazaba, era su principal materia prima.
Pero en toda esta historia, surgió un inconveniente que va hacer que los andaluces se enfrenten con los de Hornachos. Las riquezas que afluyen a la Kasbah son administradas por los de Hornachos. Con su ya antiguo y acostumbrado rigorismo, se levantan más y mejores fortificaciones. Se compran más y más cañones y se dota a la fortaleza de una formidable artillería que no solo colocan  los hornachegos frente al río, para dominar su entrada, o frente al mar, para asegurar su defensa, sino que la sitúan frente a la plaza de la Higuera, esto es, contra Rabat, contra los andaluces. Los hornachegos crearon su propia posición erizo.
En cuanto a los andaluces, no están contentos con la administración espartana de los extremeños. Como ellos tripulan las naves, exigen el tanto de las presas, y también una parte de los derechos de aduana. Los hornachegos replican que todo ello sirve para fortificar mejor la Kasbah, base de toda aquella riqueza, y que los andaluces deben conformarse con las ganancias obtenidas en el activo zoco o mercado establecido casi permanentemente en la citada plaza de la Higuera.
Los andaluces, numéricamente superiores, reivindicaban un reparto de la autoridad, de los ingresos y demás prerrogativas. También ellos aspiraban a fortificar su ciudad. Tal situación llevó a los andaluces a rebelarse en 1630. Con esta acción pretendían hacerse con el control total del estuario de Bu regreg. Sitiaron la Alcazaba o fortaleza por tierra, pero los habitantes de Salé el viejo asistieron a los hornachegos enviándoles ayuda por mar, sin que los andaluces, que sólo poseían un cañón, pudiesen impedir la llegada del socorro. Gracias a la intervención de un místico se alcanzó un acuerdo entre los contendientes que estipulaba lo siguiente:

1-      Los andaluces de Rabat elegirían a un alcalde, pero  debía residir en la Alcazaba.
2-      El Diván, o Consejo de 16 miembros, debía tener idéntico número para cada una de las dos partes (es decir 8), y se reunirían en la Alcazaba.
3-      Los ingresos de la aduana y de la actividad corsaria habían de repartirse a partes iguales.

Como consecuencia de este acuerdo, fue designado Ahmad ben Abdelcader Ceron alcalde por los hornachegos, y Abdala ben Aly El Cazeri por los andaluces de Rabat.[42]

Este fue un aspecto de la crisis generada en aquel tiempo. Pero otra faceta del problema fueron las aspiraciones de independencia del poder central que albergaban los moriscos de la Alcazaba. El 23 de octubre de 1629 Muhammad Venegas, enviado a los Países Bajos declara en la Haya lo siguiente.

“…en nombre de los dichos señores, como por causa de las muchas guerras que hay e aquellas partes de la berbería, y mala sospecha que tienen del  Rey de Marruecos, pretenden hacerse provincia libre”.[43] 

El capitán Harrison, en 1631, dice también que en

“Salé la tenían ahora los moriscos fortificada. Anteriormente estaba en ruinas, pero ahora muy poblada e intentaban fundar un Estado independiente gobernado por su Duan.”[44]

Con fecha 25 de noviembre de 1629, el almirante francés Razzilli envía de nuevo una carta al cardenal Richelieu. Cuenta que había rechazado la audacia de la República de Salé, la cual se había sublevado contra su rey. Razilli continúa hablando de cómo castigó a los de la Alcazaba que, desconociendo la fuerza de los franceses y con insolencia, pedían un elevado precio por los esclavos franceses que tenían capturados. Así pues, atacó duramente los navíos de los moriscos y los bloqueó durante tres meses, sin que ninguno de los mismos haya podido salir. Además, durante todo este tiempo, varias barcas que tenían en Arcila cargadas de trigo, no osaron hacerse a la mar para ir a Salé, lo que fue causa de que pasaran hambre. Esto incitó al pueblo, al verse tan falto de víveres, a sublevarse contra los del castillo y batirse unos contra otros, de tal forma que hubo muchos muertos de una y otra parte.[45]
Lo cierto es que a las autoridades españolas sí les preocupaba lo que ocurriese con los moriscos de Salé. Sabían que el punto que ocupaban era pieza clave para controlar a los franceses, marroquíes y otras fuerzas extranjeras que ansiaban quitarle a España sus colonias en el norte de África.
El gobernador de Ceuta, en carta escrita el 7 de septiembre e 1631,  avisó a SM de que el rey de Marruecos quería sitiar la Alcazaba de los moriscos de Salé. El consejo de guerra en 8 de octubre mandó que las plazas en ese momento españolas de Alarache y La Mamora estuviesen proveídas y se enviase persona de satisfacción a saber de las cosas de Salé. SM resolvió que la diligencia de enviar persona le parecía de poca sustancia, y que así se escribiese al Duque de Medina Sidonia, que estuviese advertido de hacer las diligencias que pudiere en esto y también al gobernador de Ceuta.[46]
 El Consejo de guerra consultó en 31 de octubre que convenía mucho dar asistencia a los de la Alcazaba si la pidiesen, y los inconvenientes que resultarían de tomarla los moros. El rey resolvió que se ofreciese ayuda a los moriscos, que se les socorrieran aunque no lo pidieran, y sin pedirles la Alcazaba, pero que si hubiese camino de negociarlo se escribiese al Duque de Medina Sidonia que sería una gran negociación.
Para el rey de Marruecos, los de Hornachos y andaluces eran cristianos. Su fortaleza era como la de La Mamora, Larache u otra cualquiera de las de África. Por su culpa no pudo tomar La Mamora, y en dicha Alcazaba no se tenía que dejar aquella gente. Convendría confiarla a personas de más confianza, y a ellos esparcirlos hacia tierra adentro.[47]
En este contexto de tensiones se debió dar el intento de vuelta de los hornachegos a su pueblo de origen, plasmado en un proyecto de acuerdo con el rey de España, favorecido por el Duque de Medina Sidonia, que lleva la fecha de 1631 (sin precisar día ni mes), en el que piden en primer lugar, a cambio de entregar la Alcazaba al rey de España los siguientes puntos.

1) “Que se les dé el lugar de Hornachos a donde vivan y que los vecinos que hoy viven en este lugar se vayan a otra parte, que ellos compraran y pagaran las casas y heredades que les dejaren, tasando el valor justo que tuvieren, y con ello reducirse a la gracia de SM.”[48]

Estamos en 1631. Han pasado 21 años de exilio. Los más viejos, los que salieron con cuarenta o cincuenta o más años, ya habrían muerto. Hay otras generaciones jóvenes. Una que conoció Hornachos siendo adolescentes, otra que ya no conoce el pueblo de sus mayores. Pero es tan grande la atracción de la patria perdida que colocan en cabeza su primera condición: ¡volver a Hornachos!
Sin embargo, todavía encontramos el mismo espíritu de colectividad cerrada: “los vecinos que hoy viven en este lugar se vayan a otra parte”, previas las oportunas indemnizaciones. No quieren convivir con los cristianos viejos. De ello tienen una amarga experiencia, y por eso en la cláusula tercera sólo admiten a los “curas, clérigos y frailes que los han de instruir en la fe de Cristo”.

2). “Tienen que ser gobernados en Hornachos por moriscos de su mismo pueblo, para no recibir los agravios que en otro tiempo recibieron.”

Ellos son los agraviados, ellos los perseguidos, son los que han padecido sed de justicia, y así lo sienten y así lo piensan todavía los viejos de la comunidad y lo aprenden y oyen las nuevas generaciones. No olvidan a tantos y tantos hornachegos que fueron torturados, quemados o condenados a galeras por la Inquisición de Llerena, en tiempos de persecución inquisitorial.

3)      “Todos se comprometen  seguir la ley cristiana y, los que no la sigan que caigan bajo el peso de la Inquisición, no se les han de confiscar las haciendas a los que delinquieren en los veinte primeros años.”

El problema morisco en 1631 se consideraba liquidado en España. Volver a admitir fuertes comunidades en la Península era volver de nuevo a crear el problema con todas sus implicaciones. Observaremos, más adelante, que la intención del rey era dejar a los andaluces en África, si entregaban la Fortaleza. Nunca se pensó, ni se sugirió siquiera, que los moriscos volviesen a la Península. Sólo el Duque de Medina Sidonia propone naturalmente lo que a él le condicionan los andaluces, esto es, volver a España. El propio Duque no lo ve mal, ya que la casa de Medina Sidonia no fue muy partidaria de la expulsión.

4)      “Desean gozar de los privilegios que tenían antes de la Expulsión, dados por Felipe II; privilegios que no fueron respetados en tiempos de dicho rey, y que no se les hiciera distinción, en cuanto a tributos, con los demás vasallos.

5)      Que les dejen las haciendas o riquezas que puedan llevar, para que se valgan de ellas como los demás naturales de estos reinos.

6)      La sexta es otra huella de los antiguos agravios. ¡Cuántas veces lo que una autoridad les concedía, era negado por otra o no reconocido por la de más allá! Confirman que si les dan seguridades habrá muchos moriscos de Tetuán y Argel  que volverán[49]. Si recordamos que tuvo que decretarse la pena de muerte para los moriscos que volvieran a la Península, y a pesar de eso volvían ¿que hubiera ocurrido de facilitarle oficialmente el regreso?

7)      Que no necesitan trasporte. Sólo piden que no se metan con ellos puesto que poseen suficiente escuadra para pasar personas y haciendas a la Península. Una vez que hayan pasado regalaran sus barcos al rey de España. No los necesitan ¿para qué? Ellos son pacíficos campesinos o artesanos, amantes de la tierra donde nacieron sus antepasados. Son sólo marinos o corsarios o armadores de barcos en cuanto se lo imponen las circunstancias.

8)      Que después de estar en España se les han de restituir los hijos que les quitaron cuando la expulsión, a los padres que tuvieren noticia de ellos y los conocieren, porque muchos tienen correspondencia con ellos y saben donde están.

9)      Un gobernador y cien hombres es todo lo que se necesita para entregar la Alcazaba.

10)  La mayor y mejor fuerza que hay en la berbería, la dejarán aprovisionada, municionada y perfectamente artillada.

11)  Despojaran a todos los extranjeros, sobre todo mercaderes, que hay en la Alcazaba y entregaran sus haciendas al rey de España.

12)  Ofrecen el establecimiento de otra fuerza en Fedala, abrigo de bajeles, evitando así los posibles nidos de corsarios.

13)  Llevaran a la Mamora todo el ganado que puedan recoger, así como gran número de caballos.

14)  A cambio del ganado, caballos y bastimentos, piden 200 libras de oro.

15)  Entregarán toda la documentación habida con Inglaterra, Holanda y Francia, con negocios graves de importancia y otros tantos muy dañosos a estos reinos, y es muy importante que V. M. lo sepa. Antes de partir procurarán matar al morabito, con que cesarán los cercos y perturbaciones de las fronteras de V. M. en África. Esto es, ofrecen desembarazar de enemigos de España la costa Atlántica Marroquí, que pasaría a ser un dominio exclusivo del rey de España.”[50]

Firma estas condiciones Cerón, como gobernador, Bejer y Vargas por el Consejo, Blanco y Santiago como escribanos.

Comienza el año 1632. Desde enero hasta diciembre no hay carta del monarca ni respuesta del duque. Hay un borrador de Medina, Sidonia del 25 de enero en que estima positiva la actitud de los moriscos, por cuanto se inclinan al servicio de SM y a gozar de su protección, creyendo inminente que pidan ayuda, accediendo a lo ofrecido en su real nombre[51]
Los hornachegos, que han visto pasar en silencio unas propuestas concretas, con las ilusiones puestas en el regreso a la patria, no parecen muy dispuestos a negociar la entrega, ni siquiera a admitir socorros que les comprometan frente al ambiente musulmán que les rodea. De no regresar a España, volver a sus lares, restituidas sus haciendas y sus hijos ¿qué otras condiciones podrían convenirles?
El rey Felipe IV escribe una carta al Duque de Medina Sidonia proponiendo a los moriscos de la Alcazaba lo siguiente.

1)      “Pueden quedarse a vivir en Salé o en la Alcazaba, bajo el amparo se Su Majestad, gozando de su libertad y del comercio que al presente tienen con las naciones y en la forma que hasta aquí lo han hecho.

2)      Que los que quisieran reducirse a Nuestra Santa Fe Católica, serán admitidos en estos reinos de Su Majestad. Les mandará señalar parte donde puedan avecindarse y vivir cómodamente gozando las exenciones y libertades que los demás que residen en España.”[52]

Estos son los puntos más interesantes del proyecto que el capitán Castrejón debe presentar al Caceri para que éste entregue la fortaleza. Hay una flota preparada en Cádiz para, en el momento de la entrega, no sólo socorrer la fortaleza, sino llevar guarnición española a ella.
El 30 de agosto de 1637 informa el Duque de Medina Sidonia al rey pormenorizadamente de los asuntos de Rabat. Ha enviado 400 quintales de bizcocho para tener a los moriscos inclinados hacia España. Igualmente, le ha pedido el Caceri que, si algún navío andaluz arriba forzosamente a puerto español, se le admita y ayude.[53]
De esta negociación no sale la entrega de la fortaleza. Sólo se firman unos asientos y las capitulaciones de concordia, necesarias al bien común de esta fuerza y República, para su conservación y en servicio del rey de España. Los puntos acordados según el documento son: libertad de navegación,  abastecimiento de las respectivas fortalezas, socorro en caso de sitio, rescate de cautivos y comercio con las fronteras.[54]
El duque da cuenta al rey de todo lo negociado y acordado, enviando a Madrid al propio capitán Castrejón con carta y despachos, en fecha seis de octubre.[55]
El Consejo de Estado, en resolución de 16 de noviembre siguiente, aprueba las gestiones hechas por Medina Sidonia. Pero el Consejo Real emite un informe para aconsejar al monarca lo oportuno del caso. Casi el único que expone es el Marqués de Villafranca, opuesto a la ocupación de la fortaleza porque según el mismo, “no tiene por considerable aquel puerto, porque la barra de bajamar no llega a tres palmos”. Caso de apoderarse de la fortaleza, los moros pasarían a otros puertos de la berbería y habría que apoderarse de todos ellos, lo cual sería según el Marqués, “un gasto excesivo, sin género de utilidades”. Conviene fomentar las hostilidades entre los vecinos de la Alcazaba y los moros para “que se apliquen menos a inquietar Larache, La Mamora, Tánger y aún a Ceuta”. Siempre será lo más seguro, concluye el Marqués, “que La Mamora y Alarache estén con las municiones, armas y bastimentos que pudiesen pedir los más estrechos casos. [56]

Lo cierto es que los hornachegos y andaluces de la fortaleza se van a sentir defraudados por el rey d España. Éste no les aceptó sus proposiciones de regreso a sus tierras, por lo que deciden considerarse súbditos del rey de Marruecos. El monarca marroquí no ignoraba los sentimientos de los moriscos, pero tuvo la suficiente inteligencia para someterlos dejándoles sus actividades lucrativas y su aspecto exterior de independencia. Con fecha 5 de octubre de 1655, el Consejo de los hornacheros sigue funcionando y al parecer no como mero órgano consultivo, sino también ejecutivo.
La organización de los moriscos de la Alcazaba funcionaba como la de un Estado. Los de Hornachos tenían embajador en Holanda. El primer embajador que colocaron en dicho país fue Muhamad Venegas, llegando hacer tratados de paz  con países como Inglaterra.
Los de Hornachos, a través del embajador Venegas, habían firmado unas declaraciones que constituían todo un manifiesto de política exterior. “Procuran la amistad y paz con todo el mundo”, excepto España, declarándolo así expresamente, y que pretenden “hacerse provincia libre”, por “las muchas guerras que hay en aquellas partes de berbería y mala sospecha que tiene el rey de Marruecos.[57]  Sabemos que los barcos de la República morisca respetaban a los ingleses y holandeses al creerse obligados por un tratado. Una relación de la época nos da detalles curiosos e interesantes acerca de la embajada morisca: su recepción,  albergue en la Haya, el ceremonial de su audiencia por los Estados Generales; los regalos intercambiados y, sobre todo, una extensa descripción de los trajes que llevaban.[58]
Cuando los embajadores regresan, se encuentran la fortaleza atacada y sitiada por las fuerzas leales al rey de Marruecos. En adelante continúan las personalidades moriscas al frente de los principales cargos. Prosigue el corso. Inclusive el régimen interior no difiere mucho al principio de lo que había sido hasta entonces. Nada parece haber cambiado. Sin embargo, no hay ni sombra de autonomía. Los hornachegos y andaluces se acoplan a la nueva realidad sin crear ningún problema. Las fuerzas del monarca en la fortaleza aplicaban severos castigos contra quien osase desafiar a los nuevos gobernadores con intentos de independencia o revueltas. Para atemorizar a los moriscos, el rey de Marruecos mandó buscar al alcalde de Salé para hacerle morir como criminal de Estado.

“El rey de Marruecos ha dado castigo ejemplar al gobernador que teníamos en este puerto. Lo tiene en esta ciudad Sale, con cadenas al cuello y a los pies, y dándole cincuenta bastonazos mañana y tarde.”[59]

Los propios monarcas son ahora los que explotan el corso, quedándose con los cristianos que se capturan. La república formada por los extremeños y andaluces desaparece, aunque algunos de ellos siguen figurando como gobernadores de Salé, por ejemplo Marino, Squerdo y Pantoja.
Salé, un espacio de Rabat que pudo haber sido español si el rey de la época, Felipe IV, hubiese atendido las proposiciones de los hornachegos y andaluces. Unos hombres y mujeres que merecen ser reconocidos y acogidos en nombre de la Historia.  Su único pecado cometido fue, el pensar de forma diferente, toda una tragedia creada por la monarquía y la Iglesia de la época en nombre del Dios de los cristianos.




[1] AGS. Estado. Legajo 494.
[2]  BN. Hossain Bouzineb. La Alcazaba del Buregreg. Publicaciones del Ministerio de Cultura 2006. Pág. 167.
[3] Casa de Velázquez. Signatura 964. Fuentes Inéditas de la Historia de Marruecos. Robert Ricard y Chantal Verona.  Tomo V. Nota 4 de la Pág. 5.
[4] Ibídem. Carta de Jorge Mascareñas a Felipe III el 4 de febrero de 1619. Pág. 46
[5] G. Gustavino. La Toma de La Mamora Relatada por Tirso de Molina, Larache, 1939. Pág. 8 y 9.
[6]Casa de Velázquez. Signatura 964. Fuentes Inéditas de la Historia de Marruecos. Robert Ricard y Chantal Verona. Tomo III. Pág. 65.
[7] Ibidem. Tomo III. Pág. 396 y siguientes.
[8] Ibidem. Tomo III. Pág. 195.
[9] Ibidem.
[10] Ibídem. Tomo III. Pág. 115-6
[11] BN. Mss. 3634, folio. II.
[12] BN. Mss. 3628. Folio 43
[13] AHN. Sección Códices. Libro 131 B. 
[14] BN. Mss. 6160. Folio 1.
[15] Ibidem
[16] BN. Mss. 3634. Redención de Cautivos año 1640-1645.
[17] BN. Mss. 4365.
[18]La Canción del Pirata” en Poesías y el Estudiante de Salamanca, I, Madrid, Espasa-Calpe, 1952, p.77
[19] AHN. Códices. Legajo 128. Libro del Consejo Real de Justicia de la Redención de Cautivos en Tetuán y Alcazaba de Salé.
[20] Ibidem.
[21] Ibidem.
[22] Ibidem.
[23] Ibidem.
[24] Ibidem.
[25] Ibidem.
[26] Ibidem.
[27] Ibidem.
[28] Ibidem.                                       
[29] Ibidem.
[30] Ibide.
[31] Ibidem.
[32] Ibidem.
[33] Ibidem.
[34] Ibidem.
[35] Ibidem.
[36] Ibidem.
[37] Ibidem.
[38] AHN. Sección Códices. Legajo 128. Libro del Consejo Real de Justicia de la redención de cautivos en Tetuán y Alcazaba de Sale.
[39] Ibidem.
[40] Ibidem.
[41] Ibidem.
[42] Hossain Bouzineb. La Alcazaba del Buregreg. Publicaciones del Ministerio de Cultura. Madrid. Pág. 54-55.
[43] Ibidem. Pág. 55.
[44] Ibidem.
[45]Casa d Velazquez. Signatura. 964. Henri de Castries. Fuentes Inéditas de la Historia de Marruecos. Tomo III. Pág. 199 y ss.
[46] Hossain Bouzineb. La Alcazaba del Buregreg. Pág. 127 -128.
[47] Ibidem.
[48] Ibidem. Pág. 57
[49] J. Regla. Estudios sobre los moriscos. Valencia 1971.  Pág. 75 y sigs.
[50] Guillermo Gonzalbes Busto. La Republica Andaluza de Rabat en el Siglo XVII. Tetuán. Año 1974. Pág. 133, 134, 135.
[51]AGS Cartas de Reyes escritas a los Señores de la casa de Medina Sidonia y copias de algunas respuestas en el año 1630-1631. Legajo N. 21
[52] Ibidem. Legajo N 16
[53] Ibidem. Legajo N 17.
[54] Ibidem. Legajo N 19.
[55] Ibidem. Legajo N 22.
[56] Ibidem. Legajo N 24.
[57] Guillermo Gonzalbes Busto. La Republica Andaluza de Rabat en el Siglo XVII. Pág. 100.
[58]Ibidem. Pág. 100-101
[59]Biblioteca Casa de Velásquez. Signatura. 964. Fuentes Inéditas de la Historia de Marruecos. Tomo IV. Pág. 417. 

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